Un estudio de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR) encontró que el 63.7% de los participantes que trabajaron de manera presencial durante la pandemia por el COVID-19 tuvieron intenciones de abandonar su empleo por la precariedad laboral que trajo la crisis de salud.
La investigación encontró que esta precariedad se reflejó a través de la situación económica de los trabajadores, las escasas oportunidades de crecimiento, el balance entre trabajo y familia, y la soledad laboral, entre otros factores.
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Siete académicos de la PUCPR presentaron el estudio que reveló la realidad que han sufrido los trabajadores puertorriqueños desde el comienzo de la pandemia.
El proyecto, titulado La situación de los trabajadores en Puerto Rico durante la pandemia provocada por el COVID-19: precariedad, soledad laboral e intención de abandonar el empleo, fue liderado por el Dr. Hernán Vera Rodríguez quien dirige el Observatorio de Sociedad, Gobernanza y Políticas Públicas de la PUCPR actualmente y la asistente de investigación la Dra. Jennifer Castellanos Barreto.
De 2019 a 2020, antes de que comenzara la pandemia, hicieron una investigación en la que descubrieron que los trabajadores alegaban que trabajaban en ambientes adecuados en términos de ventilación, iluminación y ergonomía, que tenían salarios inadecuados, tenían pocas oportunidades de ascenso y se percibían trabajando en “dead end jobs”, según el Dr. Vera Rodríguez.
Sin embargo, al comenzar la pandemia se percataron de que la investigación no recogía la nueva realidad de los ciudadanos, por lo que hicieron el estudio nuevamente entre el año 2020 al 2021, pero esta vez en el contexto de la pandemia.
El estudio estuvo compuesto por 952 participantes de 67 municipios entre las edades de 21 y 79 años, y de los cuales el 69.3% fueron mujeres.
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El 56.4% de estos trabajaban de manera presencial durante la pandemia, y el 43.6% en modalidad remota o híbrida en sectores privados (53.4%) y públicos.
Estos participantes contestaron un cuestionario en línea y, además, se llevaron a cabo cuatro grupos focales a través de la plataforma Zoom.
Entre los hallazgos más importantes del estudio se encuentran los siguientes: el salario solo alcanza para cubrir necesidades básicas, continúan las preocupaciones económicas y la insatisfacción laboral de parte de los trabajadores, los beneficios marginales no se perciben como generosos, la carga laboral aumentó, la percepción de soledad laboral por parte del patrono, el trabajador es percibido como un ente de producción, necesidad de un respiro laboral, poco reconocimiento del patrono, y una alta intención de abandonar el empleo.
El 60.3% de los que trabajaron en la modalidad presencial estuvo de acuerdo con que su salario era suficiente solo para cumplir con necesidades básicas y el 58.7% aseguró tener preocupaciones económicas.
Mientras que el 65.1% de los que trabajaron remoto o híbrido dijeron que su salario era suficiente solo para cumplir con necesidades básicas.
Estas personas manifestaron que su salario ahora les daba para menos porque los horarios eran más cortos y la carga laboral era más.
Asimismo, el aumento se debió a “La Gran Renuncia” o la baja en empleados en las organizaciones donde laboraban, y la desorganización en sus lugares de trabajo.
“Este fenómeno de que las personas no quieren trabajar en Puerto Rico, viene gestándose hace tiempo. Yo creo que la pandemia desveló todo eso porque hemos restado lustre a lo que es el trabajo. para flexibilizar las posibles inversiones en el país, no aumentamos los salarios, quitamos beneficios laborales, lo que tiene que ver con licencias por enfermedad o vacaciones y nos hicimos antipáticos al trabajo. No había incentivos más allá de lo económico, que ya era precario, y cuando la gente se replantea su vida con esto de la pandemia, porque hay familiares muriendo, muchos deciden no trabajar”, aseguró el Dr. Vera Rodríguez.
Bienestar laboral
En cuanto al bienestar laboral, la investigación encontró que las personas que estaban trabajando presencialmente manifestaron sentirse abandonados por parte de sus organizaciones o patronos. A esto los académicos le llamaron soledad laboral, pues los participantes dijeron que no le prestaron atención al aspecto emocional durante este tiempo.
“Por eso abogamos por unas organizaciones psicológicamente saludables. Que se reconozca que las nuevas generaciones van a buscar algo más que un lugar donde ganarse la vida. Van a buscar un lugar donde puedan brillar, donde sus talentos sean reconocidos. Eso es lo que tenemos que hacer, poner el lustre de nuevo, hacer que el trabajo brille, que el trabajo sea aquella cosa por la que se reconoce al ser humano”, sostuvo el Dr. Vera Rodríguez.
Las personas que estaban en trabajo remoto o híbrido también tuvieron la misma percepción, sin embargo, cuando eran atendidos por parte de sus patronos disminuía la soledad. No obstante, el hecho de que se contactaban a través de plataformas virtuales generó una barrera en el contacto con sus compañeros y para el trabajo.
En el trabajo presencial se vieron afectados, además, por la objetivación laboral que es cuando el trabajador se siente como un objeto para la organización a quien solo le importa la productividad.
Para las personas en trabajo remoto o híbrido la objetivación laboral disminuyó porque el patrono satisfacía la necesidad de modificar las formas de trabajar y el uso de la tecnología.
Encontraron también que para las mujeres hubo mucha dificultad para balancear las actividades laborales en el hogar y el cumplimiento de su rol como madre, principalmente cuando estaban la escuela.
Recomendaciones
Entre las recomendaciones de la investigación están revisar las recientes enmiendas a las reformas laborales implantadas en el país en las décadas de los años 1990 y 2000, revisar la política salarial en el país, reevaluar periódicamente la situación de los beneficios marginales que reciben los obreros en la Isla, y establecer un observatorio laboral y ocupacional bajo el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH).