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La agricultura antártica ayudará a los científicos a cultivar alimentos en el espacio

Tanto el Polo Sur como el espacio tienen ambientes extremos, por lo que saber cómo cultivar en la Antártida podría ayudar a hacerlo fuera de la Tierra

Agricultura antártica

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Conquistar otros planetas o incluso la Luna requerirá seguramente tener la capacidad de cultivar alimentos en estos lugares, y cultivar en la Antártida podría ayudar a conseguirlo.

El extremo sur de la Tierra ha sido un área de investigación activa durante más de 120 años que ha ayudado a comprender mejor los muchos desafíos de la agricultura en entornos extremos y, en última instancia, ha llevado a un cultivo de plantas limitado pero exitoso.

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Según Daniella McCahey, profesora adjunta de Historia en la Universidad Tecnológica de Texas, los primeros esfuerzos por cultivar plantas en la Antártida se produjeron a principios del siglo XX y se centraron principalmente en proporcionar nutrición a los primeros exploradores.

“La nutrición es una parte extremadamente importante de la exploración antártica. Debido al trabajo físico y a las condiciones extremas, la gente necesita consumir muchas más calorías que en otras circunstancias, por lo que necesitaban más alimentos”, explica a Metro.

Hacia 1940, muchos países empezaron a establecer estaciones de investigación a largo plazo en la Antártida, pero pronto se dieron cuenta de que el suelo allí era de muy mala calidad para la mayoría de los cultivos más allá de la mostaza y el berro, y tendía a perder su fertilidad en uno o dos años.

En 1960 se empezó a utilizar el método hidropónico sin suelo, un sistema en el que las plantas se cultivan con las raíces sumergidas en agua mejorada químicamente bajo una combinación de luz artificial y natural.

A partir de esa misma década y con el inicio de la carrera espacial, los científicos que trabajaban para organizaciones como la NASA pensaron en la hostil y extrema Antártida como un análogo conveniente para la exploración espacial, donde las naciones podían probar tecnologías y protocolos espaciales, incluida la producción de plantas.

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Desde entonces, varias organizaciones de distintos países han llevado a cabo experimentos para cultivar alimentos en el extremo sur del planeta con el objetivo de replicar esas investigaciones en el espacio en el futuro.

Pero, ¿qué tienen en común la Antártida y el espacio exterior?

“Ambos son entornos extremos sin población humana autóctona y con poca o ninguna vida vegetal autóctona”, añadió McCahey.

Teniendo en cuenta estas analogías, los científicos sostienen que entender el suelo y la vida vegetal de la Antártida y averiguar la mejor manera de producir plantas allí podría ayudar a cultivar alimentos en el espacio.

Metro habló con Daniella McCahey para saber más.

“Al igual que en la Antártida, si queremos tener viajes a largo plazo en el espacio o asentamientos lunares o marcianos, será importante que la gente obtenga una nutrición adecuada, sabiendo que hay opciones muy limitadas para importar alimentos”.

—  Daniella McCahey, profesora adjunta de historia en la Universidad Tecnológica de Texas.

Algunos experimentos de cultivo de plantas en ambientes extremos

- En 1902, el médico y botánico británico Reginald Koettlitz fue el primero en cultivar alimentos en suelos antárticos. Recogió tierra del Estrecho de McMurdo y la utilizó para cultivar mostaza y berros en cajas.

- En 1904, el botánico escocés Robert Rudmose-Brown envió por correo semillas de 22 plantas árticas tolerantes al frío a la pequeña y frígida isla Laurie para ver si crecían. Ninguna de las semillas brotó.

- En 2004, la Fundación Nacional de la Ciencia y el Centro de Agricultura de Ambiente Controlado de la Universidad de Arizona colaboraron en la construcción de la Cámara de Crecimiento de Alimentos del Polo Sur para probar la idea de la agricultura de ambiente controlado en la Antártida.

- En 2014, los astronautas de la NASA instalaron el Sistema de Producción Vegetal a bordo de la Estación Espacial Internacional para estudiar el crecimiento de las plantas en microgravedad.

Entrevista

Daniella McCahey

Profesora asistente de historia en la Universidad Tecnológica de Texas.

P: Háblenos de la importancia de cultivar alimentos en el espacio.

- Al igual que en la Antártida, si queremos tener viajes a largo plazo en el espacio o asentamientos lunares o marcianos, será importante que la gente tenga una nutrición adecuada, sabiendo que hay opciones muy limitadas para importar alimentos. Además, está ampliamente demostrado que las plantas tienen un inmenso valor psicológico para la gente de la Antártida, que se ofrece como voluntaria en las instalaciones de cultivo de plantas para estar en un entorno cálido y verde, tan diferente del exterior. También hay un valor psicológico en comer verduras frescas. Aunque el escorbuto (enfermedad por la carencia grave de vitamina C –Ed.) ya no es un peligro, no hay forma de replicar, por ejemplo, el sabor y la textura de la lechuga fresca.

P: Además de la agricultura, ¿cómo podría compararse la Antártida con el espacio?

- Además de la agricultura, el concepto de la Antártida como análogo del espacio viene de lejos. Muchos conceptualizan la Antártida como lo más parecido al espacio en la Tierra y por ello prueban allí muchos protocolos y tecnologías. Incluso desde el punto de vista diplomático, es fácil ver cómo el Tratado Antártico influyó en el Tratado del Espacio Exterior.

P: ¿Cuáles son los principales retos del cultivo de plantas en el espacio?

- No es mi especialidad, pero diría que la falta de gravedad afectaría a la forma en que las plantas toman el agua. Además, el espacio a bordo de la ISS es limitado para los hábitats de cultivo de plantas. En cuanto al suelo lunar, para conectarlo con las noticias recientes de la Universidad de Florida y la NASA, resulta que, al igual que la Antártida, el suelo es de mala calidad. En particular, al igual que los primeros experimentadores de la Antártida, estos científicos también cultivaron berros.

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