En 2022 se cumple el 50º aniversario de la diplomacia medioambiental de las Naciones Unidas. Fue en 1972 cuando el organismo empezó a reunir a cientos de países y a buscar soluciones a problemas que ponían en riesgo nuestro planeta.
Hace cincuenta años, la lluvia ácida destruía los árboles. Las aves morían por el envenenamiento con pesticidas (DDT) y los países se enfrentaban a vertidos de petróleo y a la contaminación provocada por las pruebas de armas nucleares.
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Esta situación hizo que la ONU, a instancias de Suecia, reuniera a representantes de países de todo el mundo y encontrara soluciones, por lo que en junio de 1972 se celebró en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano.
“Supuso el primer esfuerzo global para tratar el medio ambiente como una cuestión de política mundial y definir los principios básicos para su gestión”, explicó a Metro Mihaela Papa, profesora de desarrollo sostenible y gobernanza global de The Fletcher School de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos.
La Conferencia de Estocolmo dio lugar a la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con el fin de supervisar el estado del medio ambiente y coordinar las respuestas a los principales problemas.
También planteó cuestiones que siguen desafiando las negociaciones internacionales en la actualidad, como quién es responsable de la limpieza de los daños ambientales y cuánto se puede esperar que hagan los países más pobres.
Aquella conferencia reunió a representantes de 113 países, así como a organismos de la ONU, y creó la tradición de incluir a agentes no estatales, como los grupos de defensa del medio ambiente. También produjo una declaración que incluía principios para guiar la futura gestión medioambiental mundial.
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Aunque esta diplomacia ha logrado importantes avances en cinco décadas, lo cierto es que actualmente se enfrenta al que quizá sea su reto más importante: el calentamiento global. Y a pesar de su potencial para ser un factor determinante en la lucha contra el cambio climático, los expertos creen que no ha sido suficientemente eficaz en esta tarea, hasta ahora.
“Sin embargo, la diplomacia climática actual no se está produciendo a la escala ni al ritmo que necesitamos para estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero”, concluyó Papa.
“(Gracias a la diplomacia medioambiental) Proteger el medio ambiente se considera ahora un esfuerzo universal y colectivo”.
— Mihaela Papa, catedrática de desarrollo sostenible y gobernanza global de la Escuela Fletcher de la Universidad de Tufts, EE.UU.
113
naciones participaron en la primera reunión de la diplomacia medioambiental de la ONU celebrada en 1972.
¿Qué se ha conseguido 50 años después del nacimiento de la diplomacia medioambiental de la ONU?
Mihaela Papa, profesora de desarrollo sostenible y gobernanza global de The Fletcher School de la Universidad de Tufts (EE.UU.), lo explica:
-La protección del medio ambiente se considera ahora un esfuerzo universal y colectivo.
-Todos los Estados han adoptado el desarrollo sostenible, que considera interdependientes los objetivos económicos, medioambientales y de equidad, y tiene en cuenta a las generaciones futuras.
-El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente es la autoridad mundial para el medio ambiente, que ayuda a supervisar el estado del medio ambiente y sirve de plataforma para la elaboración de tratados medioambientales.
-Hemos asistido a la expansión de las agencias medioambientales nacionales y al crecimiento del derecho medioambiental mundial.
-La diplomacia medioambiental de la ONU ha reunido a múltiples partes interesadas para hacer frente a las amenazas medioambientales y ha mantenido la protección del medio ambiente en la agenda mundial.
-Los retos medioambientales actuales son inmensos, pero es posible avanzar: abordar la destrucción de la capa de ozono es un ejemplo de ello.
Entrevista
Mihaela Papa, profesora de Desarrollo Sostenible y Gobernanza Global de The Fletcher School at Tufts University
P: ¿Cómo puede ayudar la diplomacia medioambiental a combatir el calentamiento global?
- El cambio climático es un problema universal: todos los Estados contribuyen al problema, y necesitamos datos científicos y la acción de todos los Estados para abordarlo. Las Naciones Unidas son una plataforma para coordinar las acciones de los Estados e impulsar la agenda climática utilizando los datos científicos más recientes. Sin embargo, la diplomacia climática actual no se está produciendo a la escala ni al ritmo que necesitamos para estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero. Si queremos ver avances, la diplomacia climática tiene que ser más eficiente a la hora de garantizar que los principales contaminadores paguen y tiene que desarrollar nuevos modelos de movilización de las partes interesadas no estatales, especialmente las empresas.
P: ¿Cuáles son los principales retos de la diplomacia medioambiental de la ONU?
- El principal reto es que se nos da mucho mejor desarrollar nuevos objetivos y procesos que aplicarlos. Sin duda, las negociaciones internacionales son difíciles y dan lugar a acuerdos mínimos. No hay un gobierno internacional que haga cumplir estos acuerdos, y a menudo ocurre que la financiación comprometida se retrasa o no llega en su totalidad. Tener a todo el mundo a bordo y avanzar en la dirección correcta se considera un logro en sí mismo. Sin embargo, tenemos que volver a centrarnos en los resultados: los procesos diplomáticos deben replantearse cuando no están dando resultados. Es trágico que conozcamos el cambio climático desde finales de la década de 1980, y que hayamos terminado la conferencia sobre el clima de Glasgow de 2021 con un debate sobre si los combustibles fósiles deben ser eliminados, mientras que las subvenciones a los combustibles fósiles siguen prevaleciendo. Además, los Objetivos de Desarrollo Sostenible siguen siendo una aspiración, ya que es poco probable que se cumplan sus metas.
P: ¿Qué podemos esperar en los próximos 50 años?
- La conciencia medioambiental está creciendo y las normas están cambiando. El consumo irresponsable y los residuos y daños medioambientales que conlleva tendrán que ser abordados de forma más directa. La defensa de los derechos de la naturaleza y de los animales es cada vez más importante. Los seres humanos también son más activos en el espacio exterior, lo que supone una oportunidad para pensar en la protección de los ecosistemas espaciales y para saber si hay vida más allá de la Tierra