Jim Merchant decía que en Nevada no había habido una elección legítima en más de una década. Todos los ganadores de votaciones en ese estado desde el 2006, sostuvo en un reciente podcast, fueron “instalados por una camarilla del ‘deep state’”, o el “estado profundo”, un estado dentro del estado que según el trumpismo maneja a escondidas los hilos del poder.
Sin embargo, cuando Merchant ganó la nominación republicana para la secretaría de estado de Nevada esta semana, festejó su victoria como si fuese legítima.
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“Me siento más que humilde por el abrumador apoyo a nuestra campaña”, declaró Marchant en las redes sociales. “La gente de Nevada se hizo escuchar”.
Incoherencias como esta son frecuentes entre los negacionistas que dicen que Donald Trump no perdió las elecciones del 2020 y que ahora participan en las primarias republicanas con miras a las elecciones de mitad de término. Decenas de candidatos republicanos que buscaron el apoyo de Trump en Nevada, Ohio, Pensilvania, Texas y otros estados se pasaron meses haciendo denuncias falsas respecto a la votación de hace dos años, para luego celebrar sus victorias sin cuestionar la legitimidad del proceso.
En medio de tanta aparente hipocresía, numerosos candidatos republicanos insisten en promover una serie de reformas electorales que dificultarían el voto, sobre todo entre quienes generalmente votan por los demócratas, en nombre de la integridad del proceso electoral.
El presidente del Comité Nacional Demócrata Jamie Harrison advirtió que los trumpistas “están dispuestos a hacer lo que sea en su desesperada búsqueda del poder”.
“Desde socavar nuestra democracia propagando la Gran Mentira de Trump, hasta preparar el terreno para tratar de cancelar votos cuando no están de acuerdo con los resultados, pero callando si ganan. Este es el Partido Republicano de hoy”, dijo Harrison a la Associated Press.
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Marchant fue uno de varios negacionistas de Nevada que obtuvieron la nominación republicana para distintos cargos en las elecciones de noviembre sin cuestionar la legitimidad de los resultados. No lo hicieron a pesar de que la mayoría de los condados usaron equipo de la firma Dominion, que sigue siendo blanco de teorías conspirativas de Trump y sus aliados.
El fenómeno va mucho más allá de Nevada.
En Pensilvania, el ganador de la nominación republicana a la gobernación del estado, Doug Mastriano, promovió una audiencia en el Senado estatal en la que varias personas, incluidos los exabogados de la campaña de Trump Jenna Ellis y Rudy Giuliani, hicieron denuncias falsas acerca de un gran fraude electoral. Mastriano estuvo afuera del Capitolio durante la insurrección del 6 de enero del 2021. Y posteriormente promovió una auditoría de las elecciones en Pensilvania antes de que su propio partido le arrebatase la presidencia de una comisión.
Mastriano no habló de fraudes electorales después de su victoria en la primaria republicana para la gobernación del estado el mes pasado.
“Dios es bueno”, declaró ante sus partidarios.
La campaña de Mastriano declinó responder preguntas sobre ese aparente doble standard.
El secretario de justicia de Texas Ken Paxton también ignoró preguntas acerca de sus posturas contradictorias acerca de los fraudes electorales.
Paxton ganó una reñida primaria el mes pasado, después de pasarse todo un año propagando las denuncias falsas de Trump acerca de un fraude electoral.
De hecho, Paxton cuestionó ante los tribunales los resultados electorales en cuatro estados peleados, acudiendo incluso a la Corte Suprema. Otros 17 secretarios de justicia estatales lo apoyaron. La Corte Suprema rechazó sus planteamientos y el colegio de abogados de Texas dijo que sus denuncias habían sido “deshonestas”.
Funcionarios estatales y federales de todo el país, varios jueces y el propio secretario de justicia de Trump han dicho que no hay evidencia de que haya habido un fraude en las elecciones.
Pero luego de dos años de denuncias falsas de Trump acerca de las elecciones, repetidas por los candidatos republicanos, una enorme cantidad de estadounidenses ya no confían en el sistema electoral.
Solo un 45% de los adultos dicen que confían en que el recuento de los votos en noviembre será riguroso. Un 30% expresa confianza limitada, según una encuesta de AP-NORC de febrero.
Las encuestas siguen mostrando que la mayoría de los republicanos tienen dudas acerca de las elecciones del 2020.
En julio, el 68% de los adultos, y solo el 33% de los republicanos, dijeron que Biden había sido elegido en forma legítima. Un 66% de los republicanos dijeron que su elección no había sido legítima.
La lista de figuras que denunciaron un fraude electoral pero no cuestionaron el sistema tras ganar ellos incluye a Herschel Walker, nominado para gobernador de Georgia. Walker incluso pidió que se repitiese la votación en siete estados que Trump perdió.
El candidato republicano a una banca de Ohio en el Senado J.D. Vance dijo que las elecciones del 2020 fueron “arregladas” y “un robo”. El candidato republicano a una banca senatorial de Carolina del Norte Ted Budd se negó a decir que Biden ganó las elecciones. Y el candidato republicano a un escaño de Pensilvania en el Senado Mehmet Oz dijo que “sin duda” hubo un fraude generalizado en su estado, a pesar de que toda la evidencia indique lo contrario.
Nadie, sin embargo, cuestionó la legitimidad del sistema electoral tras sus victorias en las primarias.
En Nevada, el director del Partido Republicano estatal Michael McDonald dijo que Marchant no era un hipócrita porque seguía cuestionando el recuento de votos en la zona de Las Vegas.
“Lo hizo anoche mismo, a pesar de que estaba ganando, algo que me parece admirable”, declaró McDonald al día siguiente de la votación.
Cisco Aguilar, el demócrata que disputará la secretaría de estado de Nevada con Marchant, dijo que las denuncias de irregularidades electorales de su rival no tienen sustento alguno en la realidad y que se pregunta si debe presentarse a un debate con su rival republicano. Hacerlo, afirma, le daría a Marchant una plataforma para seguir propagando teorías conspirativas falsas.
“Generó mucho temor en un subgrupo de gente aquí en Nevada”, dijo Aguilar. “No sé si se puede tener un debate con alguien que no quiere escuchar”.
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Peoples informó desde Nueva York y Metz lo hizo desde Salt Lake City. Hannah Fingerhut (Washington), Marc Levy (Harrisburg, Pensilvania) y Paul Weber (Austin, Texas) colaboraron en este despacho.