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Pérdida de agua de la AAA continúa influyendo en los racionamientos del servicio

Aunque los niveles de los embalses no han alcanzado un punto crítico, la corporación pública todavía pierde el 60% del agua que produce

Embalse Carraízo La represa de Carraízo cayó hoy en nivel de observación. (Dennis Jones)

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Contrario a periodos de sequía anteriores, cuando se ordenaban racionamientos de agua al vaciarse los distintos embalses alrededor de la isla, las medidas de control que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) ha impuesto en esta ocasión para tres municipios de la región noreste responden a los bajos caudales en los ríos que alimentan a varias plantas de filtración en la zona.

“Es una diferencia quizás con otros años. No se le puede atribuir a dejadez de la AAA en ese sentido”, indicó el experto en manejo del recurso agua Carl Soderberg, quien ha abogado por que la corporación pública implemente un programa de dragados preventivos en los embalses.

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La gráfica que la AAA actualiza diariamente refleja que, de los 11 cuerpos de agua que sirven de embalses, seis se encuentran en nivel de seguridad, cuatro están en observación y solo uno, Toa Vaca, alcanzó el rango de ajustes operacionales. Hoy, el lago Carraízo, que sirve a gran parte de la zona metropolitana, cayó en el grupo de embalses bajo observación.

Soderberg recordó, sin embargo, que todavía la AAA pierde, a través de salideros, cerca del 60% del agua que produce, muy por encima del estándar de 17% que se considera la norma internacional.

“Ya la AAA está tomando pasos asertivos para atender esta situación, estableció una oficina, reclutó personal y está investigando, pero (resolver la pérdida de agua) no se logra de la noche a la mañana. Claramente, si se puede controlar la pérdida a menos de la mitad de lo que está ahora, que es un 60%, quiere decir que hay menos pérdida en el sistema de distribución y llega más agua a las casas”, indicó el ingeniero y ecólogo, quien en el pasado dirigió la División de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA) para Puerto Rico y el Caribe.

En marzo pasado, el Comité de Expertos y Asesores para el Cambio Climático (Ceacc) emitió unos 57 cursos de acción (COA) para el manejo del agua, a modo de recomendaciones al gobierno, en tanto se completa la elaboración del plan para enfrentar y mitigar los riesgos del cambio climático en Puerto Rico, que se proyecta esté listo para el verano de 2023.

“Está más que claro, y ya estamos viendo esos indicadores materializarse, de que fundamentalmente el cambio climático está trayendo unos cambios en la distribución de precipitación y tiene un impacto en las temperaturas a través del tiempo. Son cambios que están ocurriendo rápido y se están intensificando. Lamentablemente estos cambios son irreversibles, porque el cambio climático, y especialmente el calentamiento global, no hay un detente en esto, ya sea por falta de voluntad, porque las medidas son tímidas, entre muchas otras”, explicó la meteoróloga Ada Monzón, quien al igual que Soderberg pertenece al Ceacc.

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Monzón precisó que actualmente el climatólogo Rafael Méndez Tejeda y el ingeniero José Hernández Díaz se encuentran trabajando en un análisis predictivo de precipitación en Puerto Rico a base del modelo conocido como el Standard Precipitation Index (SPI). El SPI, en síntesis, utiliza datos históricos de la cantidad de lluvia recibida en determinada región para proyectar los niveles de precipitación futuros.

Desde la década de 1990, Puerto Rico ha experimentado un incremento notable en la frecuencia y duración de los periodos secos, dijo Monzón.

El SPI “va más allá del índice de sequía que se utiliza frecuentemente en los medios para trabajar y dar a conocer si hay una anomalía de precipitación. […] No es un valor para Puerto Rico como tal, sino que es regional. Hay algunas regiones en Puerto Rico que está respondiendo más rápido a los eventos de sequía que otros. Eso uno lo ve a través de los años. Y más interesante aún, se están haciendo pronósticos de sequías”, sostuvo la meteoróloga.

Según la AAA, hasta el jueves pasado un 83% de la isla estaba bajo condiciones “atípicamente secas” y casi el 18% se encontraba en “sequía moderada”.

Ante la falta de abastecimiento en las plantas de filtración en la zona oriental de la isla grande, la AAA ya dio paso a planes de racionamiento que afectan a clientes de Loíza, Canóvanas y, desde hoy, Río Grande.

Las recomendaciones de los expertos

Entre algunas de las recomendaciones puntuales que el Ceacc incluyó en los COA, Soderberg destacó la instalación de los sistemas WaterSense, que reduce el consumo de agua en los hogares hasta en un 40% “sin afectar la calidad de vida”, el reúso de agua no potable para la irrigación agrícola, de campos de golf o áreas verdes y que los códigos de construcción para proyectos nuevos requieran sistemas para la captura de agua de lluvia.

Monzón recordó que en 2017, con el huracán María, se recibió una “cantidad excesiva de lluvia”, pero que no pudo ser almacenada debidamente como consecuencia de la sedimentación en los embalses.

Soderberg mencionó que la AAA podría recurrir a la EPA para financiar iniciativas como la instalación del sistema WaterSense en las casas, aunque no así para realizar dragados en los embalses. Entre los 57 COA se recomienda la creación de un programa de dragados preventivos, mientras que, a corto plazo, se insta al gobierno a remover la sedimentación en las represas de Carraízo, Dos Bocas y Guayabal.

La AAA, según mencionó ayer su presidenta ejecutiva, Doriel Pagán, espera iniciar un dragado en Carraízo temprano en el 2023, mediante fondos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.

De otra parte, Soderberg sugirió que la AAA ejerza su facultad de emitir multas por uso indebido de agua previo a la decisión de imponer racionamientos, y no solamente después que se toman las medidas de control.

Al presente, “la propia AAA dice que hay seis municipios adicionales donde hay sequía que es muy probable que se imponga racionamiento. La pregunta de nosotros es por qué, tratando de precaver, no imponen las multas antes, en vez de ponerlas después. En sequías anteriores la misma ciudadanía llama anónimamente y ayuda muchísimo a este esfuerzo (de detectar uso indebido). Lo primero es la educación, pero si la gente insiste en el mal uso del agua cuando hay una sequía, tiene que haber la opción punitiva”, sostuvo Soderberg.

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