“A través de la educacion existe la verdadera rehabilitación”
Así dijo una mujer confinada que acaba de cumplir una de sus grandes metas de vida como parte del primer grupo de confinados en graduarse de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP).
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El recinto riopedrense realizó hoy una actividad de reconocimiento para los graduandos del Programa de Estudios Universitarios para Personas Confinadas. El proyecto es una colaboración entre la UPR y el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) del Gobierno de Puerto Rico que comenzó hace décadas como parte del trabajo del Padre Jesuita Fernando Picó, catedrático de la UPR.
El proyecto cuenta con 21 estudiantes, que empezaron el bachillerato en el 2014, aunque en esta colación de grados se gradúan ocho hombres del Anexo 292 de Bayamón y cuatro mujeres del Complejo de Rehabilitación para Mujeres. Los 12 graduandos culminaron un Bachillerato en Artes con Concentración en Estudios Generales, y las mujeres también completaron una concentración menor en el Programa de Estudios de Mujer y Género.
Los 12 confinados son Juan M. Negrón Ayala, Camilo J. Arango Latorre, Coraly Campos Rodríguez, Ilka Cruz Rosario, Verónica Jiménez Nevárez, Miguel A. Nieves Domínguez, Raúl Reyes Chalas, Christopher Reyes Pérez, Javier Rodríguez Rodríguez, Jedery F. Santana Durán, Javier Santos García y Omayra Torres Sánchez.
La doctora Edna Benítez Laborde, coordinadora del Programa de Estudios Universitarios para Personas Confinadas, aseguró que muchas veces se piensa que los confinados tienen el tiempo suficiente para estudiar en la cárcel, sin embargo, aclaró que “es como pensar que usted va a hacer una tesina en un escenario de guerra en el baño de su casa…así de fuerte fue el proceso para estos estudiantes”.
Entre las historias de superación de los confinados se destacó la de Omayra Torres Sánchez, quien estando embarazada fue ingresada en prisión hace 13 años.
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“Ha sido un reto bien fuerte, pero estamos aquí, lo hemos superado. Estar en una situación de encierro no es fácil, pero hemos demostrado que se puede y que a través de la educación existe una verdadera rehabilitación”, dijo Omayra.
Mencionó que cuando estaba en la libre comunidad era estudiante de trabajo social y a penas le faltaba un semestre para culminar, por lo que cuando supo sobre el proyecto, se motivó a terminar sus estudios.
Su tesina de fin de bachillerato se basó en su experiencia de vida como joven madre en la cárcel y las dificultades por las que tuvo que pasar.
“Yo ingresé con un mes de embarazo a prisión, ya hoy mi hijo tiene 13 años, y esta tesina va dirigida a una política pública para que el estado como tal le asegure esos derechos que se supone tengan las mujeres privadas de libertad que pasan por procesos de embarazo en la cárcel”, explicó Omayra quien tiene como meta continuar estudiando para completar una maestría en derecho.
“Recuerdo cuando Omayra, en el 2014, no podía apalabrar, no podía decir la experiencia de haber estado embarazada tras las rejas y haber dado a luz estando confinada, se le atragantaban sus palabras. Su tesina es una propuesta para que reflexionemos sobre la política pública de cómo el sistema debería manejar estas situaciones de personas embarazadas tras las rejas…”, afirmó la doctora Benítez.
Añadió que están teniendo conversaciones con el senador José Vargas Vidot para trabajar con la propuesta de Torres y convertirla en una realidad.
La estudiante Ilka Cruz Rosario aseguró que pasó por dolores inimaginables desde que entró en prisión en el 2010, pero eso cambió en el 2014 con el comienzo de este proyecto educativo que hizo realidad un sueño roto que tenia de estudiar en la UPR, pero ahora detrás de las rejas.
“No sé si era una voz desde adentro o desde afuera que preguntaba ‘¿Tendría la capacidad para estudiar?’, ‘¿Crees que lo puedes lograr?’, ‘¿A esta edad y en estas condiciones?, ‘¿Tú tienes el calibre?’, pero decidí ignorar esas dudas y me aferré a mis estudios con pasión como mi tesoro personal”, indicó Ilka.
Añadió que tomó la oportunidad como un reto para superarse y “romper estereotipos que había aprendido del mal del patriarcado de que debía estar subordinada, maltratada y que no tenía valía alguna, y comencé a cultivar mi voz interior real y genuina”. Además, dijo que hay que invertir en la educacion para así sacar a la juventud de la calle.
La también madre de tres hijos se crio en Nueva Jersey donde la discriminaban en la escuela por hablar español, aunque cuando se mudó a Puerto Rico la historia se repitió cuando hablaba inglés en los salones de clase. A lo largo de su vida sus maestros la hicieron pensar que por ser una “disparatera” no era capaz de lograr grandes cosas.
“En cambio mi familia del Recinto de Río Piedras me dio la bienvenida a un mundo sin jerarquías. Nunca me señalaron, nunca me prejuiciaron, nunca me dijeron que era disparatera o que no sabia hablar, me aceptaron tal y como soy…la oportunidad que mi familia de la universidad me dio me ayudó a ser mejor madre, hija, hermana, sobrina y compañera”, agregó Ilka.
El confinado Juan Negrón Ayala sabe que las personas privadas de la libertad tienen el potencial de rehacer su vida a pesar de las adversidades por las que han vivido.
“Quiero aclarar que estar privado de la libertad, o haberlo estado, no puede ser motivo para el desprecio, la estigmatización o la marginación. El solo hecho de pasar por este suplicio pesa mucho contra la vida. De hecho, actividades como la presente, ponen en relieve los retos que ante el encierro en la cárcel se enfrentan”, dijo Juan.
El confinado mencionó que hay tres preguntas con las que los ciudadanos del país deben reflexionar: “¿Es la cárcel la única alternativa a la conducta delictiva?, ¿Puede ser la educación una alternativa al encierro?, ¿Qué puede garantizar nuestro futuro como país, la cárcel o la educacion?”.