Brad Moline, criador de pavos de cuarta generación, ya pasó por esto. En el 2015, un feroz brote de gripe aviar casi acaba con su bandada.
Galpones otrora llenos de ruidosas aves de repente estaban silenciosos. Los empleados de la granja se mostraban angustiados por tener que matar los pavos enfermos. El negocio de la familia, que funcionaba desde 1924, corría serio peligro.
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La granja se recuperó y ahora el virus está de vuelta, amenazando de nuevo las granjas avícolas de todo el país. Esta vez, viene acompañado de otra fuerza perniciosa: Una ola de desinformación según la cual la gripe aviar no es real.
“Te dan ganas de golpearte la cabeza contra la pared”, dijo Moline en alusión a los grupos de Facebook en los que la gente insiste en que la gripe es un invento, o tal vez un arma biológica. “Entiendo la frustración con el manejo del COVID. Entiendo que no se confíe demasiado en la prensa. Lo comprendo. Pero esto es real”.
Si bien plantea pocos riesgos a los humanos, el brote mundial de gripe aviar ha hecho que los granjeros sacrifiquen a millones de aves y podría agravar el alza de precios de los alimentos.
También genera afirmaciones descabelladas como las que surgieron durante la pandemia del COVID-19, confirmando una vez más que las teorías conspirativas proliferan en épocas de incertidumbre y cómo la internet y una creciente desconfianza en la ciencia y en las instituciones facilitan su propagación.
Las teorías circulan en servicios de mensajería y en plataformas grandes como Twitter. Algunas dicen que la gripe es ficticia, un engaño usado para justificar una merma en las existencias de pavos con el fin de hacer subir los precios, ya sea para causar estragos en la economía mundial o para empujar a la gente a que se haga vegetariana.
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“No hay un brote de ‘gripe aviar’”, dijo un hombre en Reddit. “Es el Covid de las gallinas”.
Hay quienes dicen que la gripe es real, pero que ha sido manipulada genéticamente para convertirla en un arma, tal vez con el fin de forzar una nueva ola de encierros como los del COVID-19. Una versión que circula mucho en la India dice que las torres de los teléfonos celulares de la red 5G son las responsables del virus.
Los creyentes en estas teorías ofrecen como prueba el hecho de que las autoridades que responden al brote usan algunas de las tecnologías empleadas con el COVID.
“Les hacen pruebas de PCR a los animales para detectar la gripe aviar. Eso te debería dar una pista sobre lo que sucede”, escribió un usuario de Twitter en un post que ha sido retuiteado miles de veces.
Las pruebas de PCR son usadas rutinariamente en la medicina, la biología y por la policía desde hace décadas. Su creador ganó el Premio Nobel en 1993.
La realidad del brote es mucho más sencilla de lo que muchos creen, pero tiene consecuencias devastadoras para las aves y para las personas que viven de su cría.
Granjeros de estados como Wisconsin, Iowa, Nebraska y Dakota del Sur ya mataron millones de aves para evitar la propagación de la gripe. Zoológicos de toda la nación ubican a sus aves exóticas en sitios cerrados para proteger a sus animales y las autoridades piden a la gente que no dé de comer a los pájaros en sus jardines.
El primer contagio humano de N5N1 en Estados Unidos fue confirmado el año pasado en Colorado: Fue el de un preso que trabajaba en una granja como parte de su programa de rehabilitación.
La mayoría de los contagios humanos son producto de un contacto directo con aves infectadas, lo que implica que el riesgo para la población en general es mínimo, pero los expertos de todos modos siguen de cerca el virus, de acuerdo con Keith Poulsen, director del Wisconsin Veterinary Diagnostic Laboratory, un organismo que estudia las enfermedades de los animales en parte para proteger las actividades agrícolas del estado.
“Le aseguro que esto va en serio”, declaró Poulsen a la Associated Press. “No estamos inventando cosas”.
Si bien los detalles varían, las teorías conspirativas en torno a la gripe aviar reflejan la desconfianza en las autoridades y las instituciones, así como la sospecha de que ya no se puede creer en millones de médicos, científicos, veterinarios, periodistas y funcionarios de todo el mundo.
“La gente ya sabe que el gobierno federal y los grandes medios de prensa le han mentido reiteradamente y han sido corrompidos por las compañías farmacéuticas”, sostuvo el doctor Joseph Mercola, un osteópata que ha hecho numerosas afirmaciones falsas acerca de las vacunas, los barbijos y el coronavirus.
Encuestas señalan que la confianza en varias instituciones, incluida la prensa, ha mermado en los últimos años, lo mismo que la confianza en la ciencia.
Las teorías conspirativas tienden a florecer en tiempos de agitación social, según John Jackson, decano de la Annenberg School of Communication de la Universidad de Pensilvania.
Antes de la llegada de la internet, probablemente había mucha gente que ponía en duda las cosas, indicó Jackson. Pero no tenían muchas oportunidades de conectarse con gente que pensase igual que ellos ni de propagar sus ideas.
Ahora, en la era de la internet y las redes sociales, es más fácil diseminar esas ideas, que dan a la gente una sensación de control en medio de un mundo que cambia rápidamente, dijo Jackson.
“No hay un evento en este planeta que no se preste para el surgimiento de teorías conspirativas”, expresó Jackson.