HOUSTON (AP) — Durante horas de incesante interrogatorio, Melissa Lucio negó más de 100 veces que hubiera causado la muerte a golpes de su hija de dos años.
Pero abatida por una vida de abusos y el dolor de haber perdido a su hija Mariah —dicen sus abogados— la mujer de Texas al final se doblegó ante los investigadores. “Supongo que lo hice”, respondió Lucio cuando le preguntaron si era responsable de algunas de las lesiones de Mariah.
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Sus abogados afirman que los fiscales malinterpretaron esa declaración como una confesión de asesinato, lo cual vició al resto de la investigación sobre la muerte de Mariah en 2007, ya que sólo se compilaron evidencia para demostrar esa conclusión, lo que ayudó a que la condenaran a muerte.
Los abogados sostienen que Mariah murió de las lesiones que sufrió de una caída por los 14 peldaños de una escalera empinada afuera del apartamento de la familia en Harlingen, ciudad del sur de Texas.
A medida que se acerca la fecha de la ejecución de Lucio el 27 de abril, los defensores confían en que nuevas pruebas y un creciente apoyo de la población —incluso de los jurados que ahora dudan de la condena y de más de la mitad de la Cámara de Representantes de Texas— persuadan a la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas y al gobernador Greg Abbott para que le concedan un aplazamiento o le conmuten la pena.
“La muerte de Maria fue una tragedia, no un asesinato… Si esta ejecución se lleva a cabo será un mensaje totalmente devastador. Enviaría el mensaje de que la inocencia no importa”, dijo Vanessa Potkin, abogada del equipo defensor de Lucio en la organización Innocence Project.
Los abogados de Lucio afirman que los jurados jamás repararon en las pruebas forenses que habrían explicado que las diversas lesiones de Mariah se debieron en realidad a una caída días antes. También señalaron que no se permitió a Lucio presentar pruebas que pusieran en duda la validez de su confesión.
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La fiscalía estatal de Texas afirma que las pruebas demuestran que Mariah sufrió “absolutamente el peor” caso de maltrato infantil que el médico que la atendió en la sala de emergencias haya visto en 30 años.
“Lucio todavía no ha presentado pruebas confiables y que sustenten su exoneración”, escribió la fiscalía en documentos presentados el mes pasado ante la corte.
La fiscalía de distrito del condado Cameron, que llevó a Lucio a juicio, declinó hacer declaraciones.
Lucio, de 53 años, podría convertirse en la primera hispana ejecutada en Texas y en la primera mujer desde 2014. Solo 17 mujeres han sido ejecutadas en Estados Unidos desde que la Corte Suprema levantó su prohibición a la aplicación de la pena capital en 1976 y la más reciente se efectuó en enero de 2021.