SEÚL (AP) — Las autoridades surcoreanas de salud han dado instrucciones a los crematorios para quemar más cuerpos al día y a las funerarias para que añadan más refrigeradores para almacenar los muertos, mientras las familias trataban de organizar funerales en pleno pico de muertes por COVID-19.
El país ha sufrido un gran bote de coronavirus impulsado por la contagiosa variante ómicron, que ha puesto en problemas una gestión antes sólida de la pandemia y disparado las muertes y hospitalizaciones.
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Las autoridades ya habían permitido la semana pasada que los 60 crematorios del país incinerasen durante más horas al día, lo que amplió su capacidad total de unas 1.000 a 1.400 incineraciones diarias.
Pero eso no ha bastado para reducir la acumulación de cuerpos que esperan a ser incinerados en la populosa zona metropolitana de Seúl, donde vive la mitad de los 52 millones de habitantes del país y está el núcleo del brote. La acumulación también se ha extendido hasta las funerarias y hospitales y otras instalaciones, mientras las familias encontraban problemas para organizar funerales debido a las esperas más prolongadas para incineraciones.
Las autoridades darán instrucciones a los crematorios regionales para que aumenten las operaciones de cinco a siete días a la semana, según dijo el funcionario del Ministerio de Salud Son Youngrae. Eso equivaldría la actividad de los crematorios en la zona de la capital.
También se pedirá a los crematorios que reciban reservas de fuera de su región, algo que muchos no hacen habitualmente, para reducir las demoras en la región de Seúl, dijo Son.
Las 1.136 funerarias, morgues en hospitales y otros recintos pueden acoger ahora unos 8.700 cuerpos, y las autoridades les pedirán que amplíen esa cifra con más refrigeradores o salas refrigeradas.
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“Ha habido diferencias regionales en las muertes de COVID-19 debido a varios factores como el tamaño de la población anciana en cada comunidad, y también hay una diferencia en la capacidad de incineraciones que puede gestionar cada comunidad”, dijo Son.
El país reportó el martes 384 nuevas muertes de COVID-19, el sexto día seguido con más de 300, incluido un récord de 429 el jueves. El número de pacientes del virus en estado grave o crítico era de 1.104. Casi el 70% de las camas de cuidados intensivos reservadas a COVID-19 estaban ocupadas.
El brote de ómicron ha sido considerablemente mayor de lo que esperaban las autoridades de salud, que siguen expresando una cauta esperanza de que esté cerca de tocar techo.
Corea del Sur tiene una tasa mucho mas baja de muertes por COVID-19 en relación a su población que Estados Unidos o muchas otras naciones europeas, algo que las autoridades atribuyen a la alta tasa de vacunación. Pero algunos expertos creen que el país podría estar al borde de un peligroso aumento de las hospitalizaciones.
Ómicron ha obligado a Corea del Sur a replantearse su estricta respuesta al COVID-19, basada en pruebas de laboratorio, agresivo rastreo de contactos y cuarentenas, para centrar los limitados recursos médicos en grupos prioritarios, incluidas personas de 60 años o más y a otros con problemas médicos previos.