KIEV, Ucrania (AP) — Europa se preparaba el miércoles para más confrontación y Ucrania instó a sus ciudadanos a abandonar Rusia, después de que las tensiones escalaran de forma dramática cuando el líder ruso recibió luz verde para emplear la fuerza militar fuera de su país y Occidente respondió con una batería de sanciones.
Las esperanzas de una salida diplomática para evitar una nueva guerra devastadora parecían haberse desvanecido y Estados Unidos e importantes aliados europeos acusaron el martes a Moscú de cruzar una línea roja al enviar tropas al otro lado de la frontera de Ucrania a las regiones separatistas. Varios lo describieron como una invasión.
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El diplomático estadounidense de mayor rango canceló una reunión con su homólogo ruso. Kiev retiró a su embajador y consideró romper todos los lazos diplomáticos con Moscú. Docenas de naciones aumentaron su presión para apartar a oligarcas y bancos rusos de los mercados internacionales. Alemania paralizó la aprobación de un gasoducto asociado a un lucrativo contrato. Estados redistribuyó más tropas en el flanco oriental de la OTAN en las fronteras con Rusia.
Mientras tanto, el ministerio ucraniano de Exteriores recomendó no viajar a Rusia, aconsejó a cualquier ciudadano que estuviera allí que volviera de inmediato y señaló que la “agresión” de Moscú supondría una reducción considerable de los servicios consulares.
La amenaza de guerra ya ha golpeado la economía ucraniana y despertado el temor a grandes cifras de bajas, desabastecimiento de energía en Europa y caos económico global.
Mientras el conflicto daba un nuevo y peligroso giro, los gobiernos advirtieron de que aún podría empeorar. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, aún no ha puesto en acción la fuerza de 150.000 soldados movilizados en tres lados de Ucrania, mientras que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, evitó imponer sanciones aún más duras que pudieran causar dificultades económicas en Rusia, pero dijo que lo haría si se producían nuevas agresiones.
El ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, instó a los líderes occidentales a no esperar.
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“Pedimos a los socios que impongan más sanciones a Rusia ahora”, escribió el miércoles en Twitter. “Ahora tiene que subir la presión para detener a Putin. Golpeen su economía y a sus compinches. Golpeen más. Golpeen duro. Golpeen ahora”.
En una desafiante respuesta a las medidas ya impuestas, el embajador ruso en Estados Unidos, Anatoly Antonov, replicó que “las sanciones no pueden arreglar nada” en un comunicado en Facebook. “Es difícil imaginarse que haya una persona en Washington que espere que Rusia revise su política exterior bajo una amenaza de restricciones”.
En el este de Ucrania, donde casi 14.000 personas han muerto en ocho años de conflicto entre rebeldes con apoyo ruso y fuerzas ucranianas, la violencia también repuntó de nuevo. Un soldado ucraniano murió y seis sufrieron heridas por proyectiles rebeldes, según el Ejército ucraniano. Mandos separatistas reportaron varias explosiones en su territorio durante la noche y tres civiles muertos.
Desde el pasado viernes, cuando los líderes separatistas en las regiones de Donetsk y Luhansk anunciaron evacuaciones masivas a Rusia, más de 96.000 residentes de las zonas separatistas han cruzado la frontera rusa.
Tras semanas de crecientes tensiones, Putin tomó una serie de medidas esta semana que subieron mucho las apuestas. Primero reconoció la independencia de esas regiones separatistas. Después dijo que el reconocimiento abarcaba también amplias zonas que ahora controlan las fuerzas ucranianas, incluido el importante puerto de Mariupol, en el Mar de Azov.
Finalmente, pidió y obtuvo autorización parlamentaria para emplear la fuerza militar fuera del país, lo que en la práctica formalizó un despliegue militar ruso a las regiones rebeldes.
Aun así, Putin sugirió que había una forma de salir de la crisis y planteó tres condiciones: pidió que Kiev reconozca la soberanía rusa sobre Crimea -una península en el Mar Negro que Moscú se anexionó de Ucrania en 2014-, renuncie a sus aspiraciones de entrar en al OTAN y que se desmilitarice parcialmente.
Pero no estaba claro si en realidad quedaba espacio para la diplomacia, dado que las dos primeras demandas ya habían sido rechazadas por Ucrania y Occidente como inaceptables.
El mandatario ruso fue poco concreto cuando se le preguntó si había enviado tropas a Ucrania y hasta dónde avanzarían. “No he dicho que las tropas vayan allí ahora mismo”, dijo Putin, añadiendo que “es imposible pronosticar un patrón específico de acciones, dependerá de una situación concreta conforme se desarrolle sobre el terreno”.
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Litvinova reportó dese Moscú; Madhani y Tucker desde Washington. Jill Lawless en Londres; Lorne Cook en Bruselas; Barry Hatton en Lisboa, Portugal; Vladimir Isachenkov en Moscú; Geir Moulson y Frank Jordans en Berlín; Edith M. Lederer en Naciones Unidas; Ellen Knickmeyer, Robert Burns, Matthew Lee, Zeke Miller, Chris Megerian y Darlene Superville en Washington contribuyeron a este despacho.