LONDRES (AP) — El primer ministro británico Boris Johnson anunció el lunes la derogación de la mayoría de las restricciones impuestas por el COVID-19, incluyendo la que exigía a las personas aislarse en caso de que contraigan el virus.
Johnson informó que Gran Bretaña “está pasando de las restricciones gubernamentales a la responsabilidad personal” como parte de una estrategia para considerar al COVID-19 igual que cualquier otra enfermedad contagiosa, como la influenza.
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“Tenemos ahora suficientes niveles de inmunidad como para completar la transición de proteger a la comunidad mediante las intervenciones gubernamentales, a depender de vacunas y tratamientos como primera línea de defensa”, expresó Johnson.
A pesar de advertencias de científicos de que el levantamiento de las restricciones podría debilitar la capacidad del país de monitorear y rastrear al virus, Johnson confirmó que la obligación de aislarse para quienes tengan la enfermedad terminará a partir del jueves, y que cesará el rastreo de los contactos de personas contagiadas.
Se aconseja a la población quedarse en casa si se siente enferma, pero ya no habrá compensación monetaria como la que había durante la pandemia.
Muchas personas que creen tener COVID-19 probablemente nunca lo sabrán con certeza. A partir del 1 de abril, las pruebas PCR de laboratorio serán disponibles gratis solo a los ancianos y a las personas con condiciones vulnerables. Además el gobierno ya no ofrecerá pruebas rápidas gratis, aunque sí estarán disponibles en privado y pagadas, como ya ocurre en muchos países.
Aun así, el gobierno enfatizó que la pandemia no ha acabado y que el virus todavía podría dar sorpresas.
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Johnson dijo que el hecho de que la reina Isabel II dio positivo al COVID-19 es “un recordatorio de que este virus no se ha ido”. La monarca, de 95 años, tiene síntomas leves y atenderá exclusivamente deberes menores, anunció el Palacio de Buckingham.
El plan prevé que el virus pasará a ser endémico, pero será mantenido bajo control con vacunas y tratamientos. Todos los mayores de 75 años podrán recibir una cuarta inyección, así como los mayores de 12 que sean particularmente vulnerables por alguna condición médica.
Johnson llamó a la población a “no abandonar la cautela”, pero insistió en que era momento de “alejarse de prohibir ciertas conductas o de imponer ciertas conductas, y más bien animar la toma de responsabilidad personal”.
Algunos científicos, sin embargo, opinaron que el plan es muy riesgoso y que podría aumentar el número de casos del virus y perjudicar la posibilidad de proteger al país de futuras variantes.
Andrew Pollard, director del Oxford Vaccine Group, que desarrolló la vacuna de AstraZeneca, dijo que “la decisión de cuándo y cómo reducir las restricciones es sumamente difícil”.
Añadió que es esencial mantener “la vigilancia sobre el virus, digamos que un sistema de alerta temprana, que nos avise cuando surja una nueva variante y nos dé la capacidad de detectar si esa nueva variante está causando enfermedades más severas que ómicron”.
El gobierno de Johnson levantó en enero la mayoría de las restricciones en Inglaterra, como la obligación de presentar una constancia de vacunación para entrar a un espacio cerrado o la obligación de ponerse la mascarilla, a excepción de los hospitales.
Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que elaboran sus propias normas de salud pública, también levantado restricciones, aunque más paulatinamente.