Su síntoma principal es el picor y enrojecimiento de la piel, y puede manifestarse desde muy temprano en la infancia hasta la adultez. Se trata de la dermatitis atópica, una enfermedad compleja de la piel que, según la Academia Estadounidense de Dermatología (AAD), se produce en personas con un sistema inmunitario hiperactivo.
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Esta parece ser la causa para que la piel reaccione a los irritantes ambientales o alérgenos a los que se expone, dando paso a los molestosos síntomas y a la resequedad. ¿Cómo puedes identificar la condición? La dermatitis atópica, también conocida comúnmente como eczema, aparece antes de los seis años en alrededor del 80% de los pacientes, de acuerdo con estudios recopilados por la Asociación Nacional de Eczema (NEA, por sus siglas en inglés).
El bebé demostrará su incomodidad a causa de la picazón. Su cuidador notará no solo que se rasca, sino la irritación y enrojecimiento en el cuero cabelludo, rodillas, codos y mejillas. En los adultos, las escamas y las erupciones también pueden presentarse en los pliegues de las muñecas, codos, rodillas, tobillos, rostro y cuello.
Según la NEA, un 7.3% de la población adulta presenta manifestaciones de dermatitis atópica y, de este grupo, cerca del 40% presenta una enfermedad de moderada a grave. Los infantes con dermatitis atópica suelen presentar reacciones a ciertos alimentos, como la leche, el huevo, el maní, el trigo y la soya. Aunque los síntomas de esta condición cutánea pueden aliviarse a lo largo de la vida, también pueden volver a aparecer en la adultez, ya que es una enfermedad que al momento no tiene cura.
Los especialistas han asociado la dermatitis atópica con otras enfermedades que puede presentar tanto el paciente como sus familiares. Estas condiciones son el asma y la rinitis alérgica. Es lo que se conoce como la tríada atópica. Alrededor del 20% de los adultos con dermatitis atópica también tienen asma, señalan los datos de NEA. La rinitis alérgica se describe como una inflamación en la nariz y los senos paranasales causada por algunos alérgenos como el polen, la caspa de mascotas o los ácaros. Sus síntomas incluyen además de la picazón, estornudos, ojos llorosos y dolor de garganta.
Existen algunas prácticas que ayudan a los pacientes a prevenir los brotes en la piel. Una de las principales es mantener la piel humectada con cremas que no contengan alcohol o fragancias. La hidratación de la piel previene que factores externos penetren en la piel. En años reciente ha aumentado la cantidad de tratamientos disponibles para que el paciente mantenga bajo control la dermatitis atópica. Es recomendable mantener comunicación con los especialistas para que, ya sea niño o adulto, pueda recibir el tratamiento más adecuado para evitar los brotes y eliminar el picor.