El Dreamers Camp: Sueños Imparables de Saba se convirtió en uno de esos espacios que redefinen la manera en que entendemos el autocuidado.
No fue únicamente un evento, sino un encuentro pensado para abrir conversaciones necesarias sobre el descanso y el ciclo menstrual, dos temas que suelen abordarse por separado, a pesar de estar profundamente entrelazados.
Nueva Mujer estuvo presente y pudo vivir de primera mano una experiencia diseñada para reconectar con el cuerpo desde el conocimiento, la tranquilidad y la seguridad.
Desde la bienvenida se percibía un ambiente cuidado al detalle: iluminación suave, mesas dispuestas para generar cercanía, una deliciosa cena y conversaciones honestas.
La guía de la noche estuvo a cargo de Saba y de la experta en descanso, Verónica Velázquez Zazueta, quien ofreció una visión clara, accesible y profundamente reveladora sobre la manera en que dormimos a lo largo del ciclo menstrual.
Dormir mal durante el periodo no es casualidad
Uno de los puntos más valiosos del encuentro fue entender con claridad cómo el ciclo menstrual influye en la calidad del sueño. La explicación de Velázquez Zazueta desmontó ideas muy arraigadas: lo que muchas mujeres interpretan como “días raros”, “agotamiento inesperado” o “insomnio sin motivo” tiene respaldo fisiológico.
Las hormonas, principalmente estrógeno y progesterona, fluctúan de forma continua. Y aunque comúnmente se les asocia solo con la ovulación o el estado de ánimo, lo cierto es que influyen en la energía, la temperatura corporal, la regulación emocional e incluso en la profundidad del sueño.
Durante la fase previa al periodo, la caída hormonal suele generar somnolencia, baja concentración, irritabilidad y agotamiento. A esto se suman síntomas físicos como cólicos, inflamación, sensibilidad en el cuerpo y pérdida de hierro, elementos que dificultan alcanzar un descanso profundo.
Pero existe otro factor del que casi no se habla: la tensión nocturna vinculada al miedo a manchar la ropa o las sábanas. Muchas mujeres duermen rígidas, evitan ciertos movimientos o recurren a “estrategias” para no tener accidentes.
Esa prevención constante afecta la relajación muscular y mental, haciendo que el sueño sea más ligero e interrumpido. Los productos de Saba, especialmente los diseñados para la noche, fueron presentados como herramientas que permiten dormir sin esa preocupación, brindando la seguridad necesaria para lograr un descanso reparador.
Así cambia tu descanso en cada fase del ciclo
Durante la charla, Verónica Velázquez detalló cómo evoluciona el sueño a lo largo del ciclo menstrual, una información que suele omitirse en la educación tradicional, pero que es clave para entender por qué hay días en los que parece imposible descansar:
Fase folicular (posterior al sangrado): El cuerpo experimenta un ascenso en los niveles de estrógeno, lo que se traduce en más energía, mejora en el estado de ánimo, aumento en la creatividad y sueños profundos. Es una etapa donde el cuerpo coopera con la productividad y la sociabilidad.
Ovulación: La temperatura corporal se eleva ligeramente. Puede parecer un detalle menor, pero para dormir adecuadamente el cuerpo necesita descender alrededor de un grado. Al no lograrlo con facilidad, conciliar el sueño se vuelve más complicado y se experimenta sensación de calor nocturno.
Fase lútea y días premenstruales: Considerada la fase más retadora, es cuando hasta el 70% de las mujeres reporta cambios en el sueño, mayor somnolencia durante el día, dificultad para descansar profundamente, despertares frecuentes y un aumento en la necesidad de reposo. Aun así, muchas continúan exigiéndose el mismo rendimiento que en los días de mayor energía.
El mensaje de la especialista fue claro: reconocer estos cambios no es una debilidad, sino una forma de autocuidado. El cuerpo es cíclico, y el descanso también debería serlo.
Claves para un descanso real: las prácticas que transformaron la noche
En la parte más íntima del evento, las participantes vivieron una guía de relajación acompañada de luz cálida, respiración consciente y ejercicios diseñados para calmar el sistema nervioso. A partir de esta experiencia, se compartieron recomendaciones para construir una rutina nocturna efectiva:
- Eliminar pantallas del dormitorio: la luz azul interfiere con la producción de melatonina.
- Mantener un ambiente fresco: entre 18 y 21 grados es el rango ideal para que el cuerpo pueda bajar su temperatura.
- Elegir pijamas de fibras naturales: permiten la regulación térmica.
- Optar por cenas ligeras: sin extremos; alimentos como kiwi, cerezas, pistaches, lácteos y pavo favorecen el descanso.
- Mover el cuerpo suavemente: estiramientos, yoga o caminatas ayudan a liberar tensión.
- Escribir pendientes a mano: despejar la mente facilita la relajación.
- Repetir pequeñas rutinas: el cerebro responde mejor a patrones consistentes.
Uno de los momentos más memorables fue un ejercicio de respiración guiada que logró relajar al grupo por completo en menos de 90 segundos. Un recordatorio de que, con las herramientas adecuadas, el cuerpo puede entrar en calma rápidamente.
El Dreamers Camp dejó algo más que información, un recordatorio profundo de que descansar bien durante el ciclo menstrual es posible. Con conocimiento, autocuidado y productos diseñados para brindar seguridad, la relación con el descanso cambia y se vuelve más respetuosa con lo que el cuerpo necesita en cada fase.
La experiencia subrayó la importancia de escucharnos, de quitarnos la exigencia constante y de reconocer que cada etapa del ciclo merece un tipo distinto de atención. Porque cuando el cuerpo recibe el apoyo adecuado, sabe exactamente cómo guiarnos hacia el bienestar.
