Si un hábito tuvo un especial énfasis durante la pandemia por COVID-19 fue el de lavarnos las manos adecuadamente. Esa práctica sencilla y que debería ser muy cotidiana se destacó como una de las principales formas de reducir la posibilidad de contagio.
De eso ya han pasado cuatro años, y además de ser una herramienta para seguir previniendo contra el COVID-19, el lavado de manos sigue siendo una recomendación para evitar los contagios contra la influenza y otros virus respiratorios.
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“Hemos sido bien efectivos en educar a los ciudadanos en enfatizar estas prácticas. El proceso de la pandemia nos enseñó a ser un poco más conscientes no solo del lavado de manos, sino la etiqueta de la tos”, dijo Lorena Hernández Fradera, líder de la Sección de Vigilancias Epidemiológicas y Coordinadora de Vigilancias COVID-19 del Departamento de Salud.
La funcionaria destacó que el lavado de manos es una acción que nos protege de muchas infecciones y de poner en riesgo a otras personas. El Departamento de Salud (DS) indica que los virus y las bacterias se transmiten de una persona a otra a través de las superficies o el aire, luego de tocar nariz, ojos o boca con las manos sin lavar. También cuando no nos lavamos las manos antes de preparar o consumir alimentos o si se toca una superficie contaminada.
“El lavado de manos no es solo protegerme a mí, es para proteger a los demás”, señaló Hernández Fradera, quien indicó que los equipos del sistema de Vigilancia del DS siguen orientando a personas en comunidades, instituciones educativas, albergues, entre otros. Recordó que, aunque el uso de mascarillas ya no es obligatorio, sigue siendo recomendado para proteger a personas inmunocomprometidas u otros factores de riesgo.
Sigue estos pasos para asegurar un lavado de manos correcto y practícalos con tus niños y niñas:
