En la búsqueda constante de opciones saludables y nutritivas, las semillas de calabaza emergen como un pequeño, pero poderoso tesoro alimenticio.
Estas semillas, a menudo pasadas por alto, ofrecen una gama impresionante de beneficios para la salud, incluyendo vitaminas, minerales, fibras, grasas buenas y antioxidantes.
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Según Kelly LeBlanc, directora de nutrición de Oldways, una organización sin fines de lucro de alimentos y nutrición, “las semillas de calabaza han sido fuentes invaluables de nutrición para muchas civilizaciones. Son nutritivas, saciantes y fáciles de transportar y almacenar. Además, son una fuente de muchos nutrientes importantes, especialmente grasas saludables para el corazón”.
Las semillas de calabaza contienen una amplia gama de micronutrientes, como manganeso, magnesio, hierro, cobre, zinc y vitamina E. Y son bien conocidos por su saludable contenido de grasa, aproximadamente el 75 % de la cual contiene ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
“Las semillas de calabaza (y otras semillas comestibles) también son una parte importante de la dieta mediterránea. Los cocineros tradicionales mediterráneos tienen una habilidad especial para usar los ingredientes en su totalidad, desde la semilla hasta el tallo, lo que significa que estas semillas ciertamente pueden haber tenido un lugar en las mesas mediterráneas”, remarca LeBlanc a la revista Health.
Además de la próstata, las semillas de calabazas son ideales para:
- La salud de la vejiga: Algunos de sus componentes ayudan a prevenir problemas como la incontinencia urinaria.
- Regula el azúcar en la sangre: La fibra y los nutrientes en las semillas de calabaza pueden ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre, lo que puede ser beneficioso para las personas con diabetes o en riesgo de desarrollarla.
- Mejorar del sueño: Contienen triptófano, un aminoácido que puede ayudar a promover el sueño y mejorar la calidad del mismo.