Un reciente estudio publicado en la revista científica Nature ha arrojado luz sobre el ciclo del agua en Marte, presentando una visión intrigante de su pasado y su posible capacidad para sustentar vida.
Hasta ahora, la creencia predominante se basaba en la presencia pasada de antiguos lechos de ríos y corrientes de agua en Marte. Sin embargo, el último estudio, realizado en colaboración con el rover Curiosity de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) ha revelado un panorama aún más complejo: se ha encontrado evidencia de que el agua podría haber circulado a lo largo de períodos de tiempo tanto húmedos como secos.
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Este descubrimiento se basa en el análisis de las formaciones de grietas de lodo, consideradas propicias para ciclos recurrentes de agua. Según los científicos, algunas de estas grietas sugieren que estos ciclos de agua pueden haber persistido durante millones de años.
Este hallazgo no solo resalta la dinámica geológica única del planeta, sino que también abre un abanico de posibilidades en lo que respecta a la habitabilidad pasada y presente.
Al respecto, el coautor del estudio, William Rapin, compartió en una entrevista con Space, mencionando: “Era un tipo de roca inesperado, algo que no habíamos visto antes en Marte”.
Pero, ¿qué implica exactamente este descubrimiento? En términos más sencillos, las grietas en estas estructuras sugieren que el agua pudo haber estado presente durante largos periodos, posiblemente lo suficientemente extensos como para permitir condiciones propicias para la vida.
Si estas condiciones permitieron la generación y existencia de formas de vida, esto podría significar que Marte no solo fue capaz de albergar vida, sino que también podría haber sido un entorno adecuado para la humanidad en algún momento de su historia.
