Uno de los mejores aliados para acabar con el estrés y evitar la obesidad puede ser el agua fría.
Así como lo lee, esta permite mantener el cuerpo relajado y completamente en calma. Igualmente, evita el aumento de grasa por permanecer a baja temperatura.
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Sumergirse en agua fría “es sano y todos podemos hacerlo, incluidas las personas mayores y con patologías, aunque conviene no estar demasiado tiempo si no se está nadando”, explicó Cristina Barbagelata, vicepresidenta de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (Sogami), y Jenny Dávalos, miembro de Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Ventajas del agua fría
“El principal beneficio es que esta bajada de temperatura del cuerpo favorece la creación de grasa corporal marrón y de esta forma protege contra la obesidad y la diabetes. Este tipo de grasa marrón es la que se encarga de generar calor y es distinta de la grasa blanca, que almacena energía y es muy perjudicial cuando se acumula”, detalló Sogami.
Aunado, “en el agua fría se gastan más calorías para regular la temperatura y se evitan las resistencias a la insulina; se activa la circulación al dilatarse los vasos sanguíneos, siendo beneficioso para las personas con varices”, precisó Dávalos.
Conforme a Babagelata, “caminar en el agua por la orilla de la playa puede beneficiar a las personas con insuficiencia venosa estimulando la circulación sanguínea y linfática”.
No obtante, “el principal beneficio para la circulación es el ejercicio que realizamos en el agua, tanto a nivel cardiovascular como para la capacidad pulmonar. Para nadar mucho tiempo es mejor el agua fresca, ya que con este ejercicio se produce calor”, sugirió.
Lo bueno de nadar
El portavoz de la SEMG, señaló Cuídate Plus, expresó:“Nadar estimula las endorfinas y regula la dopamina y la serotonina, activando la sensación de felicidad”.