El conteo medio de espermatozoides se ha reducido a la mitad en los últimos 50 años, según una investigación llevada a cabo por científicos de diferentes países que se han dedicado a estudiar la reproducción humana.
En lo que no han terminado en ponerse de acuerdo es en las causas del daño de las células reproductivas masculinas. Pues, algunos piensan que de continuar este ritmo de deterioro, podría ponerse en peligro la supervivencia de la raza humana.
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Shanna Swan, una de los principales epidemiólogas ambientales y reproductivas del mundo y profesora de medicina ambiental y salud pública en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinaí en Nueva York, ha dedicado más de dos décadas a estudiar los efectos de las sustancias químicas que alteran la función endocrina (EDC, por sus siglas en inglés).
Swan no tiene la menor duda que los EDC se encuentran en la lista de los principales culpables del declive de espermatozoides, que se ha acelerado aún más desde el año 2000.
En un artículo publicado en el diario Financial Times sobre su obra científica, Swan cree que esas sustancias están en todas partes. Algunas, como los pesticidas, están identificados como nocivos para la salud. Sin embargo, otras forman parte de la materia prima de artículos que usamos de manera cotidiana en nuestros hogares, como los envases plásticos para guardar alimentos, los biberones de los bebés y las mangueras con las que regamos las plantas.
Para Swan la tendencia es clara: la caída del 50 por ciento del recuento medio de espermatozoides no puede ser producto de la evolución.
Swan y un equipo de andrólogos, estadísticos, epidemiólogos y un bibliotecario de referencia iniciaron en 2011 un exhaustivo estudio de los trabajos publicados sobre la disminución del conteo de espermatozoides hasta la fecha.
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Se examinó en detalle un total de 185 estudios y la conclusión fue inquietante: el recuento de espermatozoides parecía haber disminuido un 52 por ciento en 38 años, o algo más del 1 por ciento al año. Tras la publicación de los resultados, Swan se decidió a escribir un libro llamado “Count Down”, que explica el problema a la audiencia general.
Swan está convencida de que los EDC podrían afectar los sistemas reproductivos de los hijos de las personas que aún no han tenido descendencia.
Las implicaciones de los EDC para la salud humana no terminan ahí: pueden alterar la función tiroidea, desencadenar cáncer y obesidad. También, trabaja sobre la hipótesis de que la exposición inadvertida a los EDC en el útero puede causar daño a un feto en desarrollo.