Diversos órganos del cuerpo pueden verse afectados por el COVID prolongado. De hecho, genera al menos 200 síntomas potenciales, según el Instituto Nacional de Salud.
“Con más de 65 millones de personas que ahora se estima que viven con esta condición a menudo incapacitante en todo el mundo, y los números crecen diariamente, existe una necesidad desesperada de comprender la biología subyacente que la impulsa”, publicó Science Alert.
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En la actualidad, no existen pruebas ni tratamientos efectivos. Los expertos de la organización llevaron a cabo pruebas con COVID prolongado 12 personas. A la par, compararon tales resultados con un grupo de voluntarios sanos, quienes no habían padecido por el brote.
Esto, “para obtener más información sobre esta larga infección por COVID, o secuelas postagudas del SARS-CoV-2 (PASC), como se le llama cada vez más”.
COVID prolongado en el sistema inmunológico
Con el objetivo descubrir la disfunción del sistema nervioso autónomo, “los investigadores buscaron anomalías en muestras de sangre, líquido cefalorraquídeo y resonancias magnéticas, y realizaron una serie de pruebas”.
Se conoció que “el grupo largo de COVID fue en su mayoría mujeres de mediana edad que tenían infecciones leves por SARS-CoV-2 hace unos nueve meses y ahora experimentaban fatiga y dificultades cognitivas que afectaron gravemente su vida diaria”.
El recuento de células inmunes resultó ser una de las disparidades más evidentes entre los voluntarios sanos y las personas con COVID prolongado.
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Células inmunes
“En comparación con el grupo de control, los participantes con COVID prolongado habían disminuido el número de células inmunes llamadas células T de memoria; estas células generalmente persisten durante un período prolongado después de las infecciones, conservando la capacidad de reconocer una amenaza específica y llamar al resto del sistema inmunológico rápidamente a los brazos al volver a exponerse”.
Igualmente, “los transportistas largos de COVID tenían un mayor número de células inmunes llamadas células B, células B secretoras de anticuerpos y células asesinas naturales activadas”, las cuales acaban con las células dañadas y las detectan.
Conforme a los científicos, “para aquellos con COVID largo también hubo un aumento en las moléculas de puntos de control inmune como TIGIT y PD-L1 en las células inmunes, lo que sugiere la posibilidad de agotamiento inmunológico”, dijeron.
Desde su perspectiva, “la persistencia de estas anomalías inmunes varios meses después de una infección leve sugiere la posibilidad de una infección persistente o una respuesta inmune aberrante a la infección”.