Una enorme y extraña anomalía en el campo magnético de la Tierra está siendo monitoreada por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Según la agencia aeroespacial norteamericana, la irregularidad, llamada Anomalía del Atlántico Sur, se extiende entre Sudamérica y el suroeste de África.
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Los expertos han concluido que la misma crece cada día más y afecta los satélites y las naves espaciales.
La NASA compara este evento con una “abolladura” en el campo magnético de la Tierra, o un “bache en el espacio”. Aunque el planeta no resulta especialmente afectado, sí lo son los objetos que se encuentran en órbita, incluyendo la Estación Espacial Internacional.
De acuerdo con la organización, la anomalía del Atlántico Sur nace de dos características del núcleo de nuestro planeta:
- La inclinación de su eje magnético.
- El flujo de metales fundidos dentro de su núcleo exterior.
La NASA explicó que: “La Tierra es un poco como una barra magnética, con polos norte y sur que representan polaridades magnéticas opuestas y líneas de campo magnético invisibles que rodean al planeta entre ellos (...) Pero, a diferencia de una barra magnética el campo magnético del núcleo no está perfectamente alineado a través del globo, ni es perfectamente estable”.
“La Anomalía del Atlántico Sur puede interpretarse como una consecuencia del debilitamiento del dominio del campo dipolar en la región”, señala Weijia Kuang, geofísico y matemático del Laboratorio de Geodesia y Geofísica de Goddard.
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“Más específicamente, un campo localizado con polaridad invertida crece con fuerza en la región, lo que hace que la intensidad del campo sea muy débil, más débil que la de las regiones circundantes”.
Cuando los satélites pasan por la zona, los operadores suelen apagar los componentes no esenciales, con el fin de no resultar muy afectados por las partículas del Sol. En el caso de la Estación Espacial Internacional, la protección es completa, permaneciendo a salvo los astronautas.
Sin embargo, sí resultan afectados instrumentos como el GEDI, satélite de Investigación de Dinámica del Ecosistema Global, provocando señale intermitentes.