Los tatuajes son una forma popular de arte corporal que puede durar toda la vida. Sin embargo, después de hacerte un tatuaje, es importante cuidar adecuadamente la piel para prevenir infecciones y garantizar una curación adecuada.
En primer lugar, es fundamental mantener el área del tatuaje limpia y seca. Después de hacerte un tatuaje, el artista cubrirá el área con una envoltura de plástico para protegerlo de la suciedad y las bacterias.
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Deja la envoltura puesta durante al menos dos horas antes de quitarla y lavar el tatuaje con agua tibia y jabón suave. Luego, seca con una toalla limpia y no frotar el tatuaje, solo debes dar pequeños toques.
Después de lavar el tatuaje, aplique una capa delgada de pomada recomendada por el artista o su farmacéutico en la zona tatuada. Esto ayudará a prevenir la formación de costras y a mantener la piel hidratada.
Los expertos no recomiendan usar productos como aceites esenciales, vaselina u otros productos similares, ya que pueden interferir en el proceso de curación.
Durante los primeros días después de hacerte el tatuaje, debes evitar nadar en piscinas, bañeras, lagos y otros cuerpos de agua. También, es importante evitar el contacto directo con el sol y utilizar ropa suelta que no irrite la zona del tatuaje.
Mantener la piel hidratada es otro factor importante en el proceso de curación. Bebe mucha agua y aplica una crema hidratante sin fragancia en el área del tatuaje varias veces al día, especialmente después de lavarlo. Esto ayudará a prevenir la sequedad y la picazón en la piel.
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Por último, es esencial tener paciencia y permitir que el tatuaje se cure completamente antes de exponerlo a la fricción y la presión, lo que puede retrasar el proceso de curación y causar irritación.
La curación completa del tatuaje puede tardar entre 2 y 4 semanas, dependiendo del tamaño y la ubicación del tatuaje.