La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), a través del Telescopio Espacial James Webb, mira hacia la inmensidad en la búsqueda de información que confirme que no somos los únicos seres en el universo.
Una de las zonas de investigación es el “Sistema Solar 2.0″, que se compone de siete mundos, al parecer todos rocosos, orbitando una estrella masiva que no es similar a nuestro Sol.
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Por ahora, no hay hallazgo de vida en esta región estelar. Sin embargo, apenas se apuntaron los lentes hacia este lugar, para buscar elementos que nos haga conocer más detalles sobre su formación.
James Webb: mira el “Sistema Solar 2.0″
De acuerdo con expertos, el astro que manda en este sistema planetario es una enana ultrafría, denominada con este término a las estrellas que tienen menos masa en comparación a el Sol y con menor temperatura.
Estas características hacen que solo pueda albergar planetas que van en tamaños desde Mercurio hasta la Tierra como máximo. Muy diferente a lo que ocurre a nuestro Sistema Solar en el que tenemos a dos gigantes gaseosos.
La estrella en cuestión está a unos 39.13 años luz de distancia de la Tierra y se sabe que hay siete rocosos orbitándola.
Los científicos de la NASA aplicarán el instrumento NIRSpec del James Webb para observar las firmas de moléculas como el metano, dióxido de carbono u oxígeno. De encontrarse algo de esto, estaríamos en presencia de posible vida en otro planeta.
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Este sistema planetario se llama TRAPPIST-1 y el foco intenta visualizar específicamente la atmósfera del WASP-39b, un planeta similar a la Tierra en tamaño y a una distancia sobre lo que los científicos denominan “habitable”.
Los científicos dicen que “harán falta múltiples observaciones con el James Webb para acumular las señales que necesitamos, y con la longevidad del telescopio podremos seguir revisitando y aprendiendo más”.