Otra vez… sí… otra vez Elon Musk es el centro de la polémica, pero esta vez no se debe al Twitter como en los últimos meses si no por Neuralink, una de sus tantas empresas y proyectos que lo convirtieron con el pasar de los años en una de las personas más rica y con influencias en el mundo.
Fiel a su estilo atrevido y arriesgado, la intención del también CEO de SpaceX y Tesla es conseguir por medio de Neuralink, proyectos de la neurociencia únicos y con mucha transcendencia. En la búsqueda, a mediano y corto plazo el mayor deseo es poder implantar en cerebros humanos chips para poder controlar dispositivos con la mente.
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Polémica decisión
El tema no es nuevo y desde hace varios meses atrás se está trabajando fuertemente en la idea. Por ejemplo, desde abril del 2021 el mundo quedó boquiabierto cuando la empresa mostró a un mono controlando un dispositivo con la mente debido a un procesador insertado su cuerpo. Específicamente, el animal era capaz de jugar un videojuego sin una interacción directa con la máquina, controlando los movimientos del cursor gracias a un pequeño implante cerebral.
Ante el avance, según un informe del medio británico, The Sun, se espera que Neuralink inicie experimentos con humanos a mediados de 2023. La gran polémica radica en que muchos de los simios experimentados sufrieron hemorragias cerebrales y murieron en los ensayos de laboratorio, señala la fuente, mientras que otros monos, aunque sobrevivieron, mostraron comportamientos extraños después del implante, por ejemplo, morderse los dedos obsesivamente hasta mutilarlos.
“Queremos ser extremadamente cuidadosos y estar seguros de que funcionará, antes de colocar un dispositivo en un ser humano. Al principio, el progreso en humanos parecerá angustiosamente lento, pero estamos haciendo todo lo posible para que escale, en paralelo”, informó el año pasado luego de las pruebas en monos, Elon Musk.
Neuralink espera la aprobación formal de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para iniciar los ensayos con humanos. Los testeos en animales se realizaron en colaboración con científicos de la Universidad de California en Davis.