Pico de loro, colmillos de vampiro y púas por todo el cuerpo. Suena a todo menos que un dinosaurio feo. Pero sin lugar a dudas, el Pegomastax africana es uno de los dinosaurios más extraños de los que se tengan registros.
Pequeño y raro, este miembro de la familia de los heterodontosaurios vivió hace 200 millones de años en la actual Sudáfrica y ha vuelto a ser investigado gracias a un profesor de la Universidad de Chicago, Paul Sereno.
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Según el reporte del sitio web de Muy Interesante, Sereno estudiaba la colección de fósiles de la Universidad de Harvard para una investigación sobre heterodontosaurios. Fue durante esa indagación en la que descubrió a la Pegomastax africana, una especie sin averiguaciones previas.
Los restos que mantiene Harvard están conformados por un cráneo parcial, las mandíbulas superior e inferior y piezas de la dentadura.
Este dinosaurio fue descubierto en los sesenta en una expedición en la Formación Elliot, un yacimiento paleontológico en la provincia del Cabo precisamente en Sudáfrica.
¿Cómo era el dinosaurio?
La Pegomastax africana medía menos de 60 centímetros de largo y pesaba menos que un gato. Era un dinosaurio enano de la familia de los heterodontosaurios, que comprenden una importante rama temprana de herbívoros de pequeño tamaño que se desarrolló durante unos 100 millones de años, entre el Triásico tardío y el Cretácico temprano.
La imagen reconstruida por los investigadores muestra que esta especie parece de todo menos un dinosaurio. Ser llamado el puercoespín vampiro del Jurásico se lo ganó por su pico corto de loro, dos puntiagudos colmillos frontales y dientes posteriores en ambas mandíbulas que utilizaba para machacar plantas.
Lo más llamativo de sus colmillos es que eran muy desarrollados, a pesar de que era un herbívoro. Además, tenía el cuerpo recubierto de púas como un puercoespín, una característica extraña para ser un dinosaurio.