Los especialistas en psiquiatría equiparan nuestro hogar a nuestra mente, es decir, si nuestra casa está desordenada, nuestra mente también lo estará.
En ese sentido, vivir en medio del desorden, del caos, puede traer consecuencias fatales a nuestra psiquis, puede generarnos estrés y hasta llegar a provocarnos ansiedad. En lo anterior radica la importancia de mantener un estilo minimalista, vivir en espacios simples, con pocos accesorios y ordenados.
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El desorden no es sólo físico
De acuerdo al Portal La Vida es Positiva, “el desorden puede desempeñar un papel importante en cómo nos sentimos. Los hogares o espacios de trabajo desordenados o atiborrados de cosas nos hacen sentir ansiosos, indefensos y sobrepasados. Sin embargo, rara vez se reconoce el desorden como una fuente importante de estrés en nuestras vidas”.
“El desorden de tus espacios vitales son un claro reflejo de tu desorden interior. El desorden no es sólo físico. También podría ser mental, emocional, espiritual o digital. Cualquiera o una combinación de éstos podría llevar a altos niveles de estrés y ansiedad”, señalan en el citado sitio web.
¿Por qué el desorden nos causa estrés?
Porque…
-Agobia nuestra mente con estímulos (visuales, olfativos, táctiles) excesivos, causando que nuestros sentidos se sobrecarguen y trabajen más de la cuenta.
-Desvía nuestra atención de lo que debe ser el enfoque principal, de nuestros quehaceres y metas.
-Hace que sea más difícil relajarnos, tanto física como mentalmente.
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-Le dice a nuestro cerebro que nuestro trabajo nunca termina.
-Genera sentimientos de culpa y de vergüenza.
-Inhibe la creatividad y la productividad al invadir los espacios abiertos que permiten a la mayoría de las personas pensar y resolver problemas.
-Nos frustra al evitar que localicemos lo que necesitamos rápidamente.