Estilo de Vida

Bocadillo Lingüístico: La Redundante Redundancia

Lee aquí el Bocadillo Lingüístico de la profesora Aida Vergne

Doctora Aida Vergne Suministrada

PUBLICIDAD

La redundancia, y que valga la redundancia, es eso que supuestamente “sobra”, una repetición excesiva de una palabra o “cierta repetición de la información contenida en un mensaje, que permite, a pesar de la pérdida de una parte de este, reconstruir su contenido” según el diccionario.

Mi querido METRO lector sepa que la lengua es redundante por naturaleza, y seguiremos en otro Bocadillo abundando sobre la abundante redundancia…

PUBLICIDAD

Pero esa frase “valga la redundancia”, tiene otros matices. Valga la redundancia es algo así como una especie de excusa que intenta justificar una repetición indeseada.

Podemos valernos de sinónimos para no caer en la redundancia pero, a veces, esos sinónimos se nos quedan en la “punta de la lengua”, y ahí, pues valga la redundancia.

La redundancia también es un recurso estilístico, exclusivo de escritores, porque a nosotros, los de a pie, no nos queda muy “estilístico” que digamos.

Eso sí: es preciso aclarar que la redundancia no siempre es redundante. Y aquí es que viene lo bueno: “subir para arriba” , que todos pensamos que es un error y una redundancia, no necesariamente lo es si su intención es subir hasta el piso más alto y no al que está justo sobre usted.

¿Lo ve? Claro que lo vio. Igual pasa con “bajar para abajo” que puede no ser una redundancia, si usted vive en un penthouse y ese abajo sustituye a bajar al lobby y no a la casa de su vecino del piso inferior. ¿Subir para arriba, bajar para abajo? ¿Valga la redundancia? Válgame Dios. Y perdone la redundancia. Nos vemos prontillo!

PUBLICIDAD

Tags

Lo Último