La cápsula del Apollo 16 ha ido acumulando polvo en las décadas desde que llevó a tres astronautas a la Luna. Hay telarañas en la nave espacial. En el suelo de la enorme vitrina que la protege en un museo hay tarjetas de visita, un lápiz, dinero, una cuchara e incluso bálsamo labial.
La pandemia del COVID-19 ha interrumpido la rutina de limpieza en la exhibición del Centro Espacial y de Cohetes, situado cerca del Centro Marshall de Vuelo Espacial de la NASA. Pero los trabajadores están preparando la nave para el 50 aniversario de su vuelo en abril de 1972.
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Con delicadeza, los trabajadores emplearon trapos de microfibra, barras telescópicas, pinceles, plumeros atrapapolvo y aspiradoras para limpiar recientemente la cápsula de 6,5 toneladas y tres metros (casi 11 pies) y su vitrina, situada junto a un enorme cohete Saturn V que cuelga del techo. Retiraron decenas de objetos que la gente había colado por los huecos de la vitrina.
Además de supervisar la limpieza, el consultor Ed Stewart enseñó al personal del museo cómo mantener la cápsula, que está cedida por el Smithsonian y lleva expuesto desde la década de 1970 en la “ciudad de los cohetes” de Huntsville.
Vestido con ropa protectora, Stewart utilizaba un pincel para retirar polvo del lateral de la cápsula. El módulo, señaló, estaba en “bastante buena forma” para su edad y el tiempo que había pasado desde su limpieza anterior, hace unos tres años.
Richard Hoover, astrobiólogo retirado de la NASA y que sirve como docente en el museo, recordó que hace décadas, los visitantes podían tocar la nave. Algunos incluso se llevaban trozos del calcinado escudo térmico que protegió la nave del calor cuando regresó a la atmósfera, señaló.
El protocolo cambió cuando los conservadores se dieron cuenta de que una nave construida para resistir las penurias del viaje espacial no llevaba bien el toque constante de los turistas, dijo Stewart.
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Ahora, la cápsula está colocada sobre columnas, inclinada para que los visitantes puedan mirar a través de la escotilla y ver los controles y los asientos con borde de metal en el que los astronautas Ken Mattingly, John Young y Charlie Duke viajaron a la Luna y de regreso.
Se espera que Duke, que caminó por la Luna con Young mientras Mattingly pilotaba la cápsula, asista esta primavera a una celebración por el 50 aniversario del despegue de la misión, el 16 de abril de 1972.