Dentro de la Catedral de San Juan Bautista, la iglesia más antigua de Puerto Rico, una gran foto de Rafael Ithier sonreía a los presentes frente al altar mayor. A su lado, un arreglo de orquídeas y, al centro, una urna con forma de lágrima —o de gota— llevaba grabada la inscripción “Rafael Ithier Natal” y, justo debajo, la frase “Aquí no ha pasado nada”, tan suya y título de uno de los temas más emblemáticos del Gran Combo.
El templo fue el espacio para el último adiós público al maestro Ithier, tras su fallecimiento el pasado 6 de diciembre. Los lamentos por su partida física trascendieron el 100 x35, así como la música del Gran Combo resonó por diversos confines del planeta. Muchos cocolos esperaban un entierro multitudinario, como los de Rafael Cortijo o Ismael “Maelo” Rivera: una rumba desbordada por las calles, con congas, altavoces y salsa retumbando. Y aunque esa procesión no ocurrió, antes del servicio religioso un fanático llegó desde Aguas Buenas con una bocina que reproducía música navideña del Combo. Cerca de él, otro hombre sostenía una pancarta que leía “Orocovis en el duelo”.
Dentro de la Catedral, una mujer cargaba varios vinilos de los primeros años de la orquesta —entre ellos “Acángana” y “Maldito callo”—; un hombre caminaba con unas maracas colgadas del cuello, y otro desplegó su colección de discos sobre un banco. Fue una despedida sobria, tal como Ithier dejó establecido en su testamento, pero su gente lo homenajeó a su manera.
Al iniciar la misa, los integrantes del Gran Combo ocupaban el primer banco a la derecha, vestidos elegantemente con saco gris plateado, camisa y corbata negra. En el primer banco a la izquierda estaba la familia: su hijo Carlos, sus hijas Mérida, Thelma, Ivonne y Maritza, y otros familiares. Por razones de salud, su esposa Carmín no pudo asistir.
0 of 25
Entre los presentes también se encontraban figuras como Rubén Blades, Víctor Manuelle, La India, Ednita Nazario, Tito Nieves, Bobby Valentín, Wilson Torres de Los Hispanos, Chali Hernández —hijo del compositor Rafael Hernández—, Willie Rosario, Tati Maldonado, Luisito Vigoreaux, Humberto Ramírez, el cantante Orvill Miller y los alcaldes de Bayamón y Guaynabo, Ramón Luis Rivera y Edward O’Neill.
El arzobispo Roberto González Nieves ofició la misa y destacó que “Ithier soñó con un Puerto Rico alegre y digno, unido por la música y el respeto, por la aceptación de las diferencias de los géneros musicales. Aunque para él, sin salsa no hay paraíso”. En un aparte, confesó que su tema favorito del Combo es “Arroz con habichuelas”.
Uno de los momentos más emotivos ocurrió cuando los cantantes Jerry Rivas, Joselito Hernández y Anthony García interpretaron “Las hojas blancas”, tema predilecto de Ithier. Al concluir, se fundieron en un abrazo mientras Jerry sollozaba. La Catedral respondió con un prolongado aplauso.
Antes de finalizar, el arzobispo González Nieves recordó el reciente fallecimiento de Papo Rosario, exintegrante del Gran Combo. Entonces, los cantantes de la llamada Universidad de la Salsa entonaron “La Borinqueña” en un gesto de afirmación nacional que provocó otra ovación.
Las cenizas de Rafael Ithier serán depositadas en un cementerio cuyo lugar no fue revelado.


























