Jorge Enrique Abello es, sin duda, una de las caras más reconocidas del entretenimiento colombiano en el mundo. Su papel como Armando Mendoza en Yo soy Betty, la fea lo llevó al estrellato internacional, aunque su trayectoria en la televisión comenzó años antes con producciones como Caballos de fuego, Las Ejecutivas y Espérame al final, entre otras.
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Graduado de la Universidad Javeriana con doble título, Abello no solo ha dejado huella como actor, sino también como productor. Actualmente, hace parte de Betty la fea, la historia continúa, la secuela de Prime Video del icónico relato creado por Fernando Gaitán. Fuera de los sets, el actor lleva una vida familiar plena junto a su esposa y sus tres hijos: Candelaria, Antonio Cayetano y María Matilde.
Aunque en varias ocasiones ha hablado de su faceta como padre y esposo, recientemente se sinceró sobre un episodio doloroso que vivió antes de alcanzar la fama. En una entrevista con Martha Beltrán en La habitación invisible, Abello recordó la tragedia que marcó su juventud: la muerte de su hermano Eduardo en 1992.
Ese año, mientras trabajaba en el departamento creativo de Cenpro Televisión y daba sus primeros pasos en la actuación con la serie Caballos de fuego, recibió la noticia del accidente aéreo en el que perdió la vida su hermano. Eduardo viajaba de Panamá a Medellín en el vuelo 201 de Copa Airlines, que se estrelló el 6 de junio, dejando un saldo de 47 personas fallecidas.
“Desafortunadamente, él iba en un avión que iba de Panamá a Medellín y el avión bajó a destiempo; se volaba por radio-ayudas en toda Colombia, y la radio ayuda se la habían robado las Farc. El piloto pensó que ya era hora de bajar y no era hora de bajar; se confundió y se estrellaron. Murieron muchas personas, muchas de ellas de la comunidad judía que venía de Panamá, y murió mi hermano”, relató Abello.
Conmovido, el actor aseguró que esa pérdida cambió su manera de entender la vida: “Ese fue el primer campanazo en mi juventud para decirme que yo también me iba a morir, así como se murió mi hermano”.
Una confesión que muestra el lado más humano del recordado “Armando Mendoza” y cómo, detrás de su carisma y éxito profesional, también ha debido enfrentar el dolor y la pérdida.

