Hay algo en las series de true crime que nos atrapa sin remedio. Tal vez sea la necesidad humana de entender la mente del mal, de encontrar orden en el caos o de asomarnos ,desde la seguridad del sofá, a las sombras más inquietantes de la realidad. Netflix lo sabe bien. Su catálogo se ha convertido en un mapa de la oscuridad moderna: desde su antología Monstruos, con asesinos como Jeffrey Dahmer o los hermanos Menéndez, hasta producciones que diseccionan la fragilidad de la justicia. Ahora, el gigante del streaming suma un nuevo título que promete obsesionar a los fanáticos del género: El Monstruo de Florencia una miniserie basada en uno de los casos criminales más enigmáticos de Europa.
El caso real que inspiró la serie: un asesino sin rostro y una ciudad marcada por el miedo

Florencia, la cuna del arte renacentista, también fue escenario de un horror que paralizó a Italia durante casi dos décadas. Entre 1968 y 1985, un asesino apodado Il Mostro di Firenze (“El Monstruo de Florencia”) acabó brutalmente con la vida de ocho parejas en las afueras de la ciudad. Todas las víctimas fueron atacadas en sus autos, y en algunos casos, las mujeres fueron mutil4d4s.
Pese a las múltiples detenciones y juicios, el verdadero culpable nunca fue identificado, convirtiendo el caso en un laberinto de teorías, errores policiales y vidas destruidas. La serie retoma esta historia no como un simple relato policial, sino como una profunda exploración sobre cómo la obsesión, el miedo y la histeria colectiva pueden deformar la búsqueda de la verdad.
Un rompecabezas contado desde múltiples miradas

En lugar de seguir una línea cronológica tradicional, El Monstruo de Florencia utiliza un formato no lineal: cada episodio se centra en un sospechoso o una teoría distinta. Este enfoque convierte la experiencia en una especie de rompecabezas narrativo, donde los hechos se reconfiguran constantemente.
Uno de los hilos más impactantes es el llamado “rastro sardo”, una teoría inicial que llevó a la injusta condena de varios inmigrantes de Cerdeña. La serie muestra cómo la desesperación de las autoridades por cerrar el caso derivó en una cadena de errores, falsas confesiones y teorías cada vez más delirantes, incluidas las de sectas satánicas y conspiraciones de poder.
Más allá del misterio criminal, el relato se adentra en la atmósfera social de la Italia de los setenta y ochenta: un país atravesado por el machismo, la represión y los prejuicios. El Monstruo de Florencia no busca resolver el caso, sino desnudar cómo la violencia estructural y los sesgos culturales alimentaron la tragedia.
Un thriller elegante y perturbador

Lo que hace que esta serie destaque entre las producciones de true crime es su enfoque profundamente humano y crítico. En lugar de obsesionarse con descubrir quién fue el asesino, la serie se adentra en las grietas del sistema judicial y mediático que alimentaron la confusión y el miedo colectivo. Su impecable producción logra además una inmersión visual que potencia el suspenso. A través de una narrativa ambigua y fragmentada, la historia refleja el verdadero caos de una investigación plagada de errores y teorías contradictorias. Pero, sobre todo, esta serie va más allá del crimen: nos recuerda que los monstruos a veces no se esconden en la oscuridad, sino en los prejuicios de una sociedad incapaz de mirar de frente a su propia sombra.

