El Victoria’s Secret Fashion Show ha vuelto a brillar con fuerza, pero esta vez bajo una luz distinta. El espectáculo que alguna vez representó un ideal inalcanzable de belleza ha encontrado un nuevo propósito: celebrar la diversidad, la autenticidad y la confianza femenina. En esta nueva era, la magia no está solo en las alas ni en las lentejuelas, sino en la forma en que las mujeres se muestran tal como son. Y nadie lo ha encarnado mejor que Adriana Lima.
Veinticinco años después de su primera aparición, la legendaria “ángel” brasileña regresó a la pasarela más esperada del mundo para demostrar que su encanto trasciende el tiempo, las tendencias y hasta el maquillaje. Antes de salir al escenario, Lima sorprendió a todos al mostrarse al natural durante los preparativos del desfile, irradiando seguridad y una belleza serena que conquistó tanto a los fotógrafos como al público.
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Una diosa sin maquillaje y con los pies en la tierra

Las cámaras captaron a Adriana Lima en el backstage mientras se preparaba para el show. Sin una gota de maquillaje, con el cabello recogido y una sonrisa cálida, respondió en un perfecto español cuando una reportera de ¡HOLA! le preguntó cómo se sentía antes del evento: “Muy bien, gracias. Muy contenta de estar aquí.”
Ese breve intercambio se volvió viral. No solo porque la supermodelo hablaba con naturalidad en otro idioma, sino porque reflejaba la calma y gratitud de una mujer que ha aprendido a abrazar cada etapa de su vida. Atrás quedó la presión de la perfección. Hoy, Lima se muestra auténtica, empoderada y orgullosa de representar a una generación de mujeres que han redefinido lo que significa ser bella.
Cuando la reportera le preguntó: “Si tus alas tuvieran un superpoder esta noche, ¿cuál sería?”, Adriana no dudó en responder: “Esparcir felicidad a todos en el mundo”. Una frase sencilla, pero profundamente simbólica. En un show que durante años fue criticado por su falta de inclusividad, escuchar a una de sus figuras más icónicas hablar de felicidad y empatía fue un recordatorio de que la verdadera transformación también ocurre desde adentro.
De ícono a inspiración
Adriana Lima no solo es una de las modelos más queridas del Victoria’s Secret Fashion Show; también es su memoria viva. Debutó en 1999 y fue, por casi dos décadas, uno de los rostros más reconocidos de la marca. Su regreso en 2024 marcó el inicio de una nueva etapa para el espectáculo, y su presencia en la edición 2025 reafirma que la belleza, cuando se mezcla con propósito y autenticidad, nunca pasa de moda.
En esta nueva versión del show, que celebra la diversidad y el empoderamiento, Lima no solo camina: inspira. Detrás del brillo y las cámaras, se le vio acompañando a las nuevas generaciones de modelos, compartiendo consejos y sonrisas, en una actitud que refleja madurez y generosidad.
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El público, acostumbrado a verla en escenarios llenos de luces, quedó cautivado por su naturalidad. Las redes se llenaron de comentarios que destacaban lo hermosa que se veía sin maquillaje, lo genuina de su sonrisa y la emoción de escucharla hablar en español.
Más allá del espectáculo
Su aparición sin maquillaje antes del desfile fue, más que una casualidad, un mensaje silencioso: la belleza no necesita filtros cuando proviene de la confianza. En un evento que históricamente impulsó estándares imposibles, Adriana Lima se convirtió en la prueba viva de que evolucionar es posible, incluso para las marcas más criticadas.
Mientras el Victoria’s Secret Fashion Show 2025 celebraba la inclusión y la diversidad con un elenco de modelos de distintas tallas, orígenes y trayectorias, Adriana Lima recordaba a todos por qué su legado sigue intacto: porque su belleza no solo está en su rostro, sino en la luz que transmite.
Y quizás ese sea el verdadero superpoder de sus alas: no volar más alto que las demás, sino inspirar a otras mujeres a hacerlo por sí mismas.