Definiéndose como una anticantante, antiactriz y antipoeta, Mon Laferte habló con Publimetro sobre su nueva etapa musical y su nuevo disco, Femme Fatale.
Uno de los tantos aspectos que caracteriza a Mon es su capacidad para explorar temas profundos y universales, como el amor, el desamor, la feminidad y la lucha social, lo que le ha permitido conectar con su público de una manera honesta y visceral. La incomodidad es algo que la chilena no teme explorar y en donde suele inspirarse para empezar a construir su música: “Siento que cuando es incómodo, hay verdad. No quiere decir que si no es incómodo, no hay verdad, pero esa incomodidad te lleva a otro sitio de vulnerabilidad también”.
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“Entonces, busco llegar ahí, porque me interesa que mi arte sea lo más real posible. Yo quiero que la gente sienta cosas, pienso que, mientras más honesto, es más fácil también conectar y que las personas sientan, porque creo que nos damos cuenta todos, ¿no? Sabemos cuando algo viene desde la ficción y cuando no. Por eso busco lo incómodo”, continuó.
No obstante, la artista, cuyo nombre de pila es Norma Monserrat Bustamante Laferte, reconoce que no siempre usa esto en sus canciones y que, de hecho, tiene todo un universo interior que nadie conoce, como historias de su vida que no ha contado, por más que parezca que lo ha hecho a través de la música, el arte y ahora la actuación.
Al hablar de sus letras, uno de los comentarios más frecuentes que le suelen hacer es que ella expresa lo que muchos sienten y no pueden contar: “A mí me encanta eso porque es verdad que necesitamos la música, porque habla por nosotros. Yo también escribo mis propias canciones, pero también me gusta escuchar música para sentir y llorar. A veces, amo ir en el auto y poner canciones y llorar con ellas. Soy masoquista, aunque esté feliz. A veces, despierto y estoy feliz y me encanta subirme al auto y pongo música y lloro y digo: ‘Esto me sirvió, como que necesitaba botarlo”.
Este año, dio una prueba de su puesta en escena como femme fatale y el concepto del cabaret que viene explorando. La chilena viene de su trabajo Autopoiética, que contaba con canciones diferentes y con una estética barroca, por lo que explicó cómo ha sido transicionar a una nueva Mon Laferte: “Ay, siempre es como triste dejar una etapa, pero también me hace mucha ilusión avanzar. No es que deje de cantar esas canciones, las puedo siempre incorporar en el setlist, pero sí es cierto que tienes que empezar a tocar lo nuevo. Para mí, la era de Autopoiética fue muy importante. Creo que crecí muchísimo como artista, desafié mis propios límites. Ha sido mi álbum más experimental hasta la fecha”.
En el proceso de crear, Mon Laferte confiesa que tenía casi 50 canciones, por lo que elegir cuáles se quedan también fue todo un reto. Para la compositora, todas estas letras son como un diario de vida, que representan algún momento específico y que no siempre son fáciles de escoger o descartar. “Juro que es la cosa más difícil del mundo porque, además, yo me enamoro mucho de las canciones. Hay algunas que son muy honestas y tienen letras muy reales y, a lo mejor, no todo el mundo las puede entender porque son muy crípticas, pero me enamoro de ellas porque las escribí en un momento de mi vida. Como yo escribo mis canciones y las escribo solita, para mí, es como mi diario de vida”, expresó la artista.
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La femme fatale: un arquetipo que Mon Laferte habita y transforma
Cautivadora, manipuladora, sensual y peligrosa son algunos de los conceptos que podrían definir a la femme fatale o la mujer fatal. Este es un arquetipo que describe aquella mujer que con su astucia, belleza e intelecto es capaz de manipular a su hombre y que ha sido usado por siglos. Ahora, Mon Laferte explora este término, que se “robó” de cómo la gente hablaba de ella y que incluso, hace un tiempo, la misma prensa la empezó a encasillar como toda una mujer fatal. “La fragilidad y fuerza al mismo tiempo que tiene una femme fatale y todo el glamur, pero es como un glamur triste también, soledad, como que me gustó habitar ese lugar y apropiármelo. Desde ahí, empecé a crear canciones y toda una estética de lo que es ser una femme fatale”.
A la par, este nuevo concepto para Mon coincidió con la propuesta de interpretar a Sally Bowles en el famoso musical Cabaret, en Ciudad de México. El rol, que ha sido encarnado por grandes figuras en el mundo, fue buscado por sí misma, pues se sintió profundamente conectada con el personaje después de ver la obra en Londres, Inglaterra. “Es una locura porque como que coincidió. Desde el año pasado, que ya estaba en el tour de Autopoiética, en mi cabeza estaba la idea de Femme Fatale y estaba escribiendo las canciones y pensando en todo el futuro estético. De pronto, vi la obra y pensé que quería hacer algo así en un futuro. Luego, llego a México y veo que está la obra aquí. Dije: ‘Wow, qué coincidencia’. Todo mi imaginario en este momento suena a eso, a ese tipo de música, y hoy estoy ya dentro de la obra”.
Hasta el momento, de este nuevo proyecto, ha salido “Otra noche de llorar”, que trajo de nuevo a esa Mon Laferte melancólica, donde hace un viaje por el dolor que siente tras una separación. El otro sencillo, que se estrenó en julio, es “Esto es amor”, junto a Conociendo a Rusia, que trae una Mon sensual y erótica que le canta al deseo. “La sensualidad siempre ha estado presente en lo que hago artísticamente porque es un tema que me importa mucho. Me importa la sensualidad, el sexo, el placer, el placer femenino. Me gusta hablar desde ese sitio. Pero creo que ‘Esto es amor’ es la canción más divertida del álbum. Sí, hay un poco de humor en algunas, porque también tengo un humor negro, mucho sarcasmo. Pero esta es la más evidentemente divertida y liviana. Decirle a alguien ‘baby, esto es amor. Baby, entre tus piernas voy a rezar’ es como algo casual, divertido y muy contemporáneo también. Quise que este fuera el sencillo un poco por eso, porque era importante soltar un poquito y relajarnos y abordar la sensualidad, el erotismo y relajarnos porque lo que viene después es un poco más intenso”, abundó.
Mon Laferte, en su constante evolución, no solo nos ha deleitado con su talento musical, sino que nos ha invitado a explorar la complejidad de la experiencia humana, desde lo más vulnerable hasta lo más empoderador. Su transición de Autopoiética a Femme Fatale no es un abandono del pasado, sino una reinvención valiente que nos demuestra su inagotable capacidad para desafiarse a sí misma y conectar con su arte de una manera profunda y conmovedora.