La madrugada del lunes 17 de agosto de 2025, el reconocido streamer francés Raphaël Graven, de 46 años y conocido en línea como Jean Pormanove, fue encontrado muerto en su domicilio en Contes, cerca de Niza.
Su fallecimiento ocurrió durante una transmisión en vivo que se extendió por 289 horas consecutivas, en la cual se evidenciaron escenas de violencia y humillación extrema ejercidas por otros influencers.
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La fiscalía de Niza confirmó que se ha ordenado una autopsia para esclarecer la causa de la muerte e investiga un presunto “acto violento deliberado”.
La tragedia ha generado conmoción en Francia y ha reabierto el debate sobre los límites del contenido digital y la seguridad de los streamers.
Jean Pormanove participaba en transmisiones de humillación
El streamer contaba con más de un millón de seguidores en redes sociales y había alcanzado gran popularidad en la plataforma Kick, donde construyó una comunidad fiel.
Sin embargo, su trayectoria reciente se había visto marcada por la participación en transmisiones de humillación, un polémico formato que ha ganado notoriedad en Francia.

Envió mensajes de desesperación antes de morir:
De acuerdo con medios locales, los últimos días del streamer estuvieron plagados de desafíos extremos que incluían privación del sueño, golpes, escupitajos y la ingestión de sustancias tóxicas.
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Su estado de desesperación quedó reflejado en mensajes enviados a su madre, en los que confesaba sentirse “rehén” de la situación.

“Streams de humillación”: un fenómeno peligroso
Las llamadas transmisiones de humillación se han convertido en un oscuro rincón del entretenimiento digital, donde creadores aceptan soportar abusos físicos y psicológicos frente a miles de espectadores, a cambio de visualizaciones y donaciones.

En el caso de Jean Pormanove, las imágenes lo mostraban siendo agredido, sujetado del cuello y golpeado con objetos.
Estas escenas no solo impactaron a sus seguidores, sino que abrieron un debate sobre el consumo de violencia en directo y la responsabilidad de las plataformas que permiten este tipo de contenido.
Reacciones oficiales y gubernamentales
La muerte del streamer provocó inmediatas reacciones del gobierno francés.
Clara Chappaz, ministra de Asuntos Digitales e Inteligencia Artificial, calificó el caso como un “horror absoluto” y exigió a las plataformas reforzar sus mecanismos de protección a los creadores.
Por su parte, Sarah El Haïry, alta comisionada para la Infancia, advirtió sobre los riesgos de que menores tengan acceso a transmisiones violentas.
“Es necesario que los padres se mantengan vigilantes y conscientes del contenido que consumen sus hijos”, declaró.
La plataforma Kick, donde Graven concentraba la mayor parte de su actividad, emitió un comunicado en el que expresó estar “profundamente entristecida” por el hecho.
Además, aseguró estar revisando las circunstancias y reiteró su compromiso con el cumplimiento de sus normas comunitarias.
Sobre los streamers que atacaron a Jean Pormanove
En torno a este caso, dos conocidos streamers, Owen Cenazandotti (Naruto) y Safine Hamadi (Safine), han sido señalados por su presunta participación en transmisiones de humillación.
Ambos fueron detenidos previamente en enero, pero liberados tras negar cualquier delito.
El fiscal de Niza explicó en su momento que tanto los supuestos implicados como las víctimas negaron la comisión de faltas.
No obstante, la investigación actual podría reabrir la responsabilidad de quienes rodeaban al creador en sus últimos días.
El abogado de Naruto sostuvo que su cliente no tenía “ninguna responsabilidad” en la muerte de Jean Pormanove, aunque la presión mediática y social mantiene la atención sobre estos personajes.
Una alerta para la comunidad digital
El fallecimiento de Jean Pormanove no solo deja en luto a sus seguidores, sino que también pone de relieve la urgencia de regular los contenidos digitales extremos y proteger a los creadores vulnerables.
El caso expone los riesgos de un fenómeno que mezcla morbo, violencia y espectáculo, en un espacio donde las fronteras éticas parecen desdibujarse.