Ozzy Osbourne, el excéntrico vocalista de Black Sabbath y uno de los íconos más provocadores del heavy metal, murió este lunes 22 de julio de 2025 a los 76 años. Su legado incluye himnos inmortales como Paranoid y Crazy Train, pero también está marcado por episodios tan surrealistas como haber mordido la cabeza de un murciélago en pleno concierto… y otra vez, la de una paloma.
Sí, Ozzy no solo fue “el Príncipe de las Tinieblas”. También fue el rey de los excesos, y construyó una figura pública que mezclaba genialidad musical con caos absoluto.
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El día que se comió un murciélago (sin querer)
El 20 de enero de 1982, durante un concierto en Des Moines, Iowa, Ozzy Osbourne protagonizó uno de los momentos más insólitos en la historia del rock. Un fan lanzó al escenario un murciélago (sí, real), y Ozzy, pensando que era de goma, le mordió la cabeza en vivo.
“Pensé que era de plástico. ¡Hasta que sentí que se movía en mi boca!”, contó años después.
Tuvo que ser hospitalizado de inmediato y recibió vacunas contra la rabia. Desde entonces, la imagen de Ozzy con un murciélago en la boca quedó como una leyenda negra del rock. Tanto así que en 2020, en pleno revival de su carrera, sacó a la venta un peluche conmemorativo del murciélago, con cabeza removible. La mercancía se agotó en horas.
También mordió a una paloma… intencionalmente
Un año antes del incidente del murciélago, Ozzy ya había dado una probadita —literal— de su lado más provocador. En una reunión con ejecutivos de CBS Records, mientras intentaban promover su carrera como solista, sacó una paloma blanca… y le arrancó la cabeza con la boca.
El acto fue su manera de protestar por sentirse ignorado durante la junta, aunque, irónicamente, desde ahí su carrera despegó aún más. No solo escandalizó a los medios, también reforzó su imagen como el enfant terrible del rock.
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Un ícono que trascendió la música
A pesar de los excesos y los escándalos, Ozzy Osbourne también fue un músico prodigioso. Como vocalista de Black Sabbath inauguró el sonido oscuro del metal, y en su carrera como solista experimentó con sonidos, colaboraciones y géneros. Fue dos veces incluido en el Rock & Roll Hall of Fame, ganó múltiples Grammys y vendió más de 100 millones de discos.
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Incluso protagonizó el reality show The Osbournes, que lo convirtió en un personaje popular más allá de la música.
Un adiós que duele… pero no se olvida
Su familia confirmó que Ozzy murió rodeado de sus seres queridos, semanas después de dar su concierto de despedida en Birmingham, su ciudad natal. En ese show, llamado “Back to the Beginning”, actuó desde un trono, debilitado físicamente pero con el alma intacta.
Ozzy se va, pero deja un legado único: el de un artista que convirtió el caos en arte, y los escándalos en símbolos de libertad creativa.