Aunque no recibió incentivos del gobierno, la residencia de Bad Bunny en el Coliseo de Puerto Rico activó múltiples gestiones interagenciales que reflejan la importancia de integrar decisiones de política pública para facilitar y promover eventos de alto perfil como parte de la estrategia de desarrollo económico de la isla.
Mariela Vallines, exdirectora ejecutiva de la Autoridad del Distrito de Convenciones, explicó que, durante su gestión, el proceso de colaboración con eventos de gran escala comenzaba con la evaluación de propuestas en coordinación con Discover Puerto Rico, la organización de mercadeo del destino (DMO, por sus siglas en inglés). Esa colaboración permitía medir la exposición mediática proyectada y su alineación con la estrategia de posicionar a Puerto Rico como destino de entretenimiento.
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“Se les daban ratings a los eventos, de cuán buenos o importantes eran, y cuánta exposición iban a generar”, dijo Vallines. También se realizaba un análisis financiero sobre el posible retorno de inversión, que contemplaba variables como atracción de visitantes, cobertura internacional y ventas relacionadas al evento.
Durante su incumbencia, la Autoridad recibió aproximadamente $25 millones en asignaciones especiales del gobierno, utilizados principalmente para incentivar eventos. Vallines mencionó la despedida de año en el Distrito T-Mobile y la visita de la WWE entre los más relevantes. Parte de esos fondos sirvieron para crear un “pote de incentivo” que permitiera competir con otros destinos.
“Eso logró que pudiéramos competir de tú a tú a la hora de sacar la chequera y los grupos terminaran escogiéndonos”, sostuvo. Tras cada evento, los productores debían entregar informes de cierre que detallaban auspicios recibidos, inversión, cantidad de personas, impacto en transportación, consumo de alimentos y ocupación hotelera.
Antes de culminar su gestión, Vallines propuso institucionalizar un fondo de incentivos de $10 millones anuales con fondos de la Compañía de Turismo, con el fin de mantener una política de apoyo a eventos. Aunque la iniciativa fue avalada por la Junta de Supervisión Fiscal, la actual administración no continuó con la misma.
Promoción cultural
En el caso de la residencia de Bad Bunny, el DMO no ofreció incentivos económicos, conforme a Ricardo Cortés, vicepresidente de Asuntos Públicos de la organización.
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“Entendemos que el evento no necesita un empuje de nosotros. Es tan popular que corre sin necesidad de un donativo”, explicó. Sin embargo, la entidad desempeñó un rol activo en la promoción y experiencia de los visitantes.
Desde enero, Discover Puerto Rico trabajó junto a la empresa Vibee, contratada por los productores, para organizar paquetes turísticos dirigidos a personas que viajarían a la isla para asistir a los conciertos. Según Cortés, esta gestión incluyó coordinación con hoteles, servicios de transportación y experiencias locales.
El DMO impulsó además una estrategia mediática que involucró colaboraciones con medios como Billboard Español y USA Today. Organizó la visita de grupos de periodistas durante el periodo de conciertos, algunos de los cuales asistirían a las funciones. La expectativa es que esos reporteros relaten su experiencia para amplificar la visibilidad del destino.
En su plataforma web, Discover Puerto Rico habilitó guías temáticas para los asistentes, con recomendaciones de transporte, actividades culturales, sitios para escuchar música y lugares para bailar.
Cortés estimó que el impacto económico directo de los paquetes promocionales organizados por el DMO rondaría los $196,000, aunque reconoció que esa cifra no refleja el efecto económico total del evento. Destacó además que la residencia provocó una “temporada alta fuera de época”.
Sobre la integración del evento a la estrategia del DMO, Cortés explicó que la producción del concierto incorporó elementos turísticos desde su diseño. Esta alineación permitió integrarlo en su promoción del destino como uno anclado en la cultura y la música puertorriqueña.
“La cultura ha sido una manera en la que Puerto Rico puede distinguirse entre los demás destinos”, comentó.
Sin incentivos públicos
Por su parte, el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio confirmó que ni la Oficina de Desarrollo de Negocios ni la Oficina de Incentivos recibió solicitudes por parte de la producción de Bad Bunny. No obstante, el programa Rones de Puerto Rico participa en el marco del evento mediante activaciones promocionales en el Coliseo y para quienes adquirieron paquetes de viaje vinculados a la residencia artística.
Asimismo, el alcalde de San Juan, Miguel Romero, indicó que la producción del evento no recibió incentivos municipales.
“El municipio auspicia grandes eventos y pone incentivos donde entendemos que es necesario o si queremos que un evento ocurra en Puerto Rico. Sin la colaboración del gobierno, no hay oportunidades de que eso ocurra, pero esta serie de conciertos se vende sola”, comentó.