La casa en la que vivió el icónico músico argentino Gustavo Cerati, entre 2001 y 2003, se volvió una de las noticias más oscuras en los últimos días. Todo comenzó cuando en las recientes excavaciones para construir un nuevo edificio en el mismo predio encontraron lo que parecían ser restos humanos.
Horas después, la policía confirmó la presencia de huesos. Junto a ellos, se encontraron varios objetos personales: un reloj Casio CA-90 con calculadora, una suela de zapato, un llavero, un corbatín y, curiosamente, una moneda de cinco yenes, un amuleto típico japonés.
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La historia de la propiedad se remonta a Marina Olmi, artista plástica y hermana del actor Boy Olmi, quien vendió la casa que había alquilado a Cerati mientras ella residía en España. La demolición del inmueble se llevó a cabo hace apenas unas semanas, y fue el movimiento de tierra durante el inicio de las obras para levantar un edificio lo que reveló el macabro secreto.
La información fue desvelada por el periodista Rodrigo Alegre en Radio Mitre, detallando que la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N.º 61, bajo la dirección del doctor Martín López Perrando, tomó el caso de inmediato. El cuerpo fue hallado a escasos 60 centímetros de profundidad, un dato que sugiere que quien lo enterró lo hizo con cierta prisa.
Un joven, una muerte violenta y múltiples preguntas
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) entregó un informe preliminar al fiscal. Según datos de C5N y Clarín, los restos corresponden a un adolescente de entre 15 y 19 años, con una estatura aproximada de un 177 centímetros y que calzaba talla 41. El informe también destacó que tenía los brazos más desarrollados que el resto del cuerpo, un diente torcido en el maxilar inferior derecho y que aún no le habían salido las muelas del juicio.
Lo más escalofriante del informe forense fue la causa de muerte: un puntazo entre la cuarta y quinta costilla. Además, en el fémur izquierdo se encontraron marcas que, según los especialistas, indicarían un intento de desmembramiento con una herramienta cortante, un objetivo que, afortunadamente, no se logró.
El reloj Casio CA-90, fabricado en 1982, ha sido clave para establecer una fecha aproximada del crimen. Este objeto permite situar la muerte del joven entre ese año y 1990, lo que descarta cualquier vínculo directo con Gustavo Cerati, quien alquiló la vivienda mucho después, entre 2001 y 2003, según datos de Canal 26.
La Fiscalía evalúa ahora si el caso deberá ser transferido a la Justicia Federal, tal como explicó el fiscal Martín López Perrando a TN. La investigación permanece abierta, y las autoridades mantienen la esperanza de que los objetos hallados junto al cuerpo, como la enigmática moneda de cinco yenes, ayuden finalmente a identificar a la víctima y a resolver este sombrío misterio.