Netflix sabe perfectamente cómo mantenernos pegados a la pantalla. Y no solo con thrillers psicológicos o comedias románticas, sino también con contenido que explora el deseo, el placer y las complejidades del amor y la fidelidad. En los últimos años, la plataforma ha apostado por series con alto contenido erótico, sin caer en el exhibicionismo vulgar, sino apostando por narrativas audaces, emocionales y visualmente impactantes. Una de las joyas más candentes —y sí, imperdibles— en su catálogo es Sex/Life.
La serie, que se volvió viral desde su estreno, es una montaña rusa de erotismo, fantasía y drama emocional que nos recuerda que el deseo no se apaga con el matrimonio… solo cambia de forma.
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¿De qué va Sex/Life?
Sex/Life gira en torno a Billie Connelly (interpretada por la magnética Sarah Shahi), una madre de dos hijos, casada con el “hombre perfecto”, y viviendo una vida de aparente ensueño en los suburbios de Connecticut. Sin embargo, algo falta. O mejor dicho: alguien. Ese alguien es Brad (Adam Demos), su exnovio tatuado, sexy y salvaje, con quien tuvo las experiencias sexuales más intensas de su vida.
La serie inicia cuando Billie comienza a escribir un diario en su laptop, recordando aquellos años desenfrenados con Brad. “El hombre es al menos noventa por ciento perfecto para mí, pero últimamente, todo lo que puedo pensar es en el menos del diez por ciento que me falta: pasión y tinta en la piel”, se lee en uno de los extractos del libro 44 Chapters About 4 Men, en el que está basada la serie.
Y es que esa pulsión por el pasado no tarda en salirse del terreno de lo mental. Brad regresa, y con él, los recuerdos, los temblores, las dudas y las escenas de sexo que dejaron a más de uno sin aliento.
Mucho más que sexo (pero sí, hay mucho sexo)
Uno de los mayores atractivos de Sex/Life es su honestidad brutal. Las escenas íntimas no son un adorno: son el eje emocional que impulsa la narrativa. De hecho, la escena de la ducha en el episodio 3 se volvió viral por razones que cualquier espectador entenderá al verla. Adam Demos se convirtió en el nuevo crush global por esa secuencia que dejó poco —o nada— a la imaginación.
Pero el erotismo no es el único motor de la historia. La serie toca fibras sensibles sobre el deseo femenino, la rutina en las relaciones largas, el arrepentimiento y la autoexploración. Billie está dividida entre la seguridad de Cooper (Mike Vogel), su esposo, y la intensidad de Brad. Y esa dualidad representa lo que muchas mujeres sienten, pero pocas veces dicen en voz alta.
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Una historia basada en la vida real
Lo que pocos saben es que Sex/Life está basada en el libro de memorias de B.B. Easton, quien escribió sus aventuras con cuatro hombres antes de conocer a su esposo. “Ver a estos humanos súpermodelos interpretarnos en la pantalla mientras estamos sentados en nuestro sofá de 12 años en pants… fue absolutamente surrealista”, confesó la autora.
Esa cercanía con lo real es lo que hace que Sex/Life conecte. Porque al final del día, todos —en algún momento— nos hemos preguntado qué hubiera pasado si… Y esta serie explora ese “si” sin censura, sin juicio, y con mucho (muchísimo) calor.
