Arte y Cultura

Reencontrándome en St. Augustine Florida

Es para muchas personas una terapia, por lo que compartimos este escrito en forma de crónica sobre una visita a la ciudad histórica de St. Agustine.

Florida. La ciudad de St. Agustine es muy visitada por su encanto colonial. / suministrada
Florida. La ciudad de St. Agustine es muy visitada por su encanto colonial. / Foto por Jesús Hernández

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En el vaivén de las olas y bajo el cálido sol de Florida, encontré el bálsamo para un corazón herido en las calles adoquinadas de St. Augustine. La sensación de estar perdida y desconectada de mí misma se había arraigado profundamente en mi ser. Sin embargo, fue en este viaje, que descubrí la capacidad de sanar y reencontrarme con quien soy realmente. Desde el momento en que mis pies tocaron esas antiguas piedras, sentí una energía distinta. A pesar de que mi corazón estaba roto y mis miedos me acosaban, la atmósfera de esta ciudad impregnada de historia y belleza natural me abrazó con calidez. Era como si las mismas piedras que pisaba, cargadas de siglos de historias pasadas, estuvieran dispuestas a escuchar las mías.

El primer paso en mi viaje de renacimiento fue en el imponente Castillo de San Marcos, una fortaleza de mampostería que se alza como guardián de siglos de historia. Mientras exploraba sus muros antiguos, el eco de los cañonazos resonaba en mi alma, recordándome la fortaleza que yacía dentro de mí misma. Cada paso que daba resonaba con una sensación de nostalgia y familiaridad, recordándome a mi querido San Juan, Puerto Rico.

Mi siguiente parada fue explorar la histórica calle St. George. Seguí los pasos de los primeros habitantes de St. Augustine, me sumergí en la riqueza cultural y las delicias culinarias que esta calle emblemática tenía para ofrecer.

Desde el momento en que puse un pie en esta histórica ciudad, algo en el aire resonó con mi alma. Las antiguas estructuras, testigos silenciosos de siglos de historia, parecían susurrar palabras de consuelo y fortaleza. Sentí un sabor familiar en la infraestructura, como si estas viejas paredes compartieran la misma historia de crecimiento y resiliencia que la mía propia.

La Misión Nombre de Dios fue un lugar de paz y reflexión. Al caminar por sus terrenos sagrados, me sentí conectada con algo más grande que yo misma. Las antiguas estructuras y la serenidad del entorno me recordaron la importancia de la fe y la espiritualidad en mi proceso de sanación.

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Cada encuentro con los lugareños y cada conversación fugaz me recordaban la belleza de la conexión humana y la importancia de abrir mi corazón a nuevas experiencias. Me di cuenta de que mi viaje hacia la sanación no era un camino solitario, sino que estaba tejido con los hilos de las personas que conocía y las lecciones que aprendía a lo largo del camino.

Luego, la leyenda de la Fuente de la Juventud cobró vida ante mis ojos mientras bebía de sus aguas mágicas, que para mí simbolizaba mi propia búsqueda de renovación y rejuvenecimiento.

Embarcarme en una aventura náutica con St. Augustine Sailing me permitió experimentar la libertad y la independencia de una manera totalmente nueva. Bajo la guía experta de la tripulación, me sentí segura y empoderada mientras exploraba las aguas circundantes.

Una visita entre bastidores a la Catedral Basílica de San Agustín reveló los tesoros ocultos y las historias detrás de sus majestuosos muros, recordándome la importancia de la fe y la comunidad en tiempos de adversidad.

Subir los 219 escalones hasta la cima del Faro y Museo Marítimo de San Agustín fue un desafío físico, pero las vistas panorámicas que me esperaban valieron la pena. Desde lo alto, pude ver el paisaje pintoresco de la ciudad y el océano extendiéndose hasta el horizonte. Fue un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz que brilla en lo alto.

La majestuosidad del Flagler College me sumergió en la belleza y la elegancia del pasado, recordándome que el tiempo puede sanar todas las heridas y que cada experiencia, incluso las más dolorosas, forma parte de mi viaje personal.

Al final de mi viaje a San Agustín, me di cuenta de que mi corazón roto había encontrado un hogar temporal en esta ciudad encantadora. A través de la exploración de sus calles empedradas y la inmersión en su rica historia, encontré la fuerza para sanar y el coraje para seguir adelante.

Te invitamos además a leer la historia del Chef boricua en St. Augustine que ya tiene tres exquisitos restaurantes. Puedes leerla aquí.

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