La meteoróloga Ada Monzón describió cómo fue presenciar el eclipse solar total el pasado lunes desde el estado de Texas en los Estados Unidos y la emoción que sintió en la trasmisión en vivo, acto que hizo que se fuera viral en las redes sociales.
En su intervención del segmento del tiempo en Noticentro (Wapa TV), la científica indicó que fue “sublime” ver la totalidad del eclipse y aseguró que es una “experiencia religiosa”.
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“Fue una experiencia sublime, porque hace mucho tiempo entrevisté a una persona, al Dr. Amilcar Rincón sobre su experiencia sobre el eclipse del 2017 y él me dijo estas palabras -Es el momento de creer en Dios- realmente cuando tú estás en ese proceso yo no entendía porqué se convertía en una experiencia emocional y una experiencia religiosa y es que realmente no hay otra forma de expresar la perfección si no es porque está la mano de Dios detrás de todo esto, yo sé que hay algunas personas que no lo pueden entender pero hay que vivirlo y por eso son todas las reacciones que hay”, expresó Monzón.
“En el momento de la totalidad, cuando tú ves ese botón negro, rodeado por esa esfera y ese halo de luz de diamante, es realmente increíble ver de lo que es capaz la naturaleza de hacer, es una perfección y nada te prepara para ese momento”, añadió.
Monzón explicó que en el momento de la totalidad del eclipse se observaron todo tipo de colores mientras que la ropa de las personas cambió de color al igual que “habían sombras en el piso que eran inexplicables”.
Del mismo modo, relató que las personas a su alrededor tuvieron todo tipo de reacciones al presenciar el fenómeno de la naturaleza, desde nervios, alegría y hasta una persona que pidió matrimonio a su pareja.
“Era una mezcla de emociones tan grande que en lo que tú como reportero estás tratando de describir, mantener la compostura en la medida posibles pero estar rodeada de tantas emociones fue muy fuerte”, añadió.
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Una oscuridad fría descendió el lunes al mediodía sobre América del Norte a medida que un eclipse solar total avanzaba por el continente, deleitando a los afortunados que pudieron contemplar el espectáculo bajo cielos despejados.
El alumbrado público se encendió y fue posible ver planetas luego de que la Luna cubrió al Sol durante unos minutos a lo largo del recorrido. Los perros aullaron, las ranas croaron y algunas personas rompieron a llorar, todo ello parte de la eclipsemanía que se apoderó de México, Estados Unidos y Canadá.
Casi todo el mundo en Norteamérica pudo ver al menos un eclipse parcial, si es que las condiciones climáticas eran las adecuadas.
Fue la mayor audiencia en la historia para un eclipse en el continente: unos 200 millones de personas viven bajo la ruta por donde pasó la sombra o cerca de ella, y gran cantidad de gente acudió de otras partes para verlo. Tendrán que pasar 21 años para poder ser testigos de otro eclipse que pueda verse de costa a costa en el continente, por lo que mucha gente trató de aprovechar esta oportunidad.
Las nubes cubrían buena parte de Texas cuando el eclipse total de Sol comenzaba su trayecto en diagonal sobre tierra, empezando en las costas del Pacífico mexicano, las cuales tuvieron cielos prácticamente despejados, y avanzando por varios estados de Estados Unidos, antes de salir por el Atlántico norte cerca de Labrador, Canadá.
En Georgetown, Texas, los cielos se despejaron apenas a tiempo para darle a los espectadores una vista clara. En otros sitios, las nubes ocultaron parcialmente al eclipse.
“Realmente somos afortunados”, dijo Susan Robertson, residente de Georgetown. “Incluso con las nubes como que es bonito, porque cuando se despejan, es como: ¡guau!”.
“Nunca olvidaré esto”, dijo Ahmed Husseim de Austin, que había anotado el eclipse en su calendario desde hacía un año.
A poca distancia al este de Dallas, los cientos de personas que se reunieron en la zona del centro de Mesquite aplaudieron y silbaron mientras las nubes se abrían pocos minutos antes de que el eclipse alcanzara su fase de totalidad. A medida que el Sol finalmente quedaba cubierto, la ovación se hizo más fuerte, y los presentes se retiraron sus gafas protectoras para presenciar la vista inolvidable de la corona del Sol, y a Venus resplandeciente a la derecha.
Antes del espectáculo del lunes, el norte de Nueva Inglaterra y Canadá tenían las mayores posibilidades de tener cielos despejados, y así fue. Holly Randall, que lo vio desde Colebrook, Nueva Hampshire, dijo que su experiencia del eclipse fue más allá de sus expectativas.
“No esperaba llorar cuando lo vi”, dijo, mientras las lágrimas le recorrían las mejillas.
El espectáculo comenzó en el Pacífico antes del mediodía, hora del este de Estados Unidos. A medida que el puerto mexicano de Mazatlán se oscurecía cuando el eclipse alcanzó su fase total, los rostros de los espectadores sólo estaban iluminados por las pantallas de sus teléfonos.
El suspenso por la incertidumbre del clima incrementó el dramatismo. Pero los cielos nublados matinales en Mesquite no desanimaron a Erin Froneberger, que se encontraba en la localidad en un viaje de negocios y trajo consigo sus anteojos para presenciar eclipses.
“Siempre estamos de prisa, de prisa, de prisa”, señaló. “Pero este es un evento para el que podemos tomarnos un momento, unos pocos segundos en los que va a ocurrir, y acogerlo”.
Los espectadores del eclipse en el Parque Estatal de las Cataratas del Niágara tuvieron que conformarse con que el día se oscureciera, pero no hubo vistas espectaculares de la corona del Sol. Poco más de una hora después, y con la gente ya desplazándose fuera del parque, el Sol volvió a brillar.
“Le daría un 6 de 10″, dijo Haleigh Thibodeau, que viajó desde Buxton, Maine, con su madre.