NUEVA YORK (AP) — Las dos abuelas de Sean Wang viven juntas. Leen juntas el periódico. Bailan juntas. Duermen en la misma cama y se quejan de los pedos de la otra. La mayor de las dos, Yi Yan Fuei, tiene 96 años. La más joven, Chang Li Hua, tiene 86. Son consuegras, pero actúan más como hermanas.
Cuando Wang, su nieto de 29 años, se estaba iniciando en el cine, uno de los primeros proyectos fue un corto en el que Yi y Chang le daban de comer arándanos. Cuando Sean se niega, lo matan y lo entierran en el patio trasero.
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Wang siguió filmándolas en su casa del Área de la Bahía de San Francisco, especialmente después de que volvió cerca al mudarse de nuevo con su madre durante la pandemia. Las abuelas se acostumbraron a que su cámara estuviera por ahí. Pero nunca pensaron que eso los llevaría a los Premios de la Academia.
“Wài Pó and Nǎi Nai”, el encantador retrato de Wang de sus abuelas, está nominado a mejor cortometraje documental en los Premios de la Academia. En él, Wang filma a Yi y Chang en su vida cotidiana con toques de alegría mezclados. Juegan a las vencidas con sus brazos. Se disfrazan. Ven “Superbad”. Pero sobre todo, “Wài Pó and Nǎi Nai”, que se traduce como abuela materna y abuela paterna en mandarín, captura la alegría de dos enérgicas damas de edad avanzada que ocasionalmente reprenden los intentos de su nieto por convertirlas en estrellas de cine.
“Cuando nos pediste por primera vez que fuéramos estrellas de cine, dijimos: ‘Esto debe ser una broma’”, dice Chang en una entrevista por Zoom junto a Yi. Wang se unió a la llamada desde Los Ángeles. “Pero ahora que hicimos esta película y va a los Oscar, nos sentimos como estrellas de cine. Ahora que ha sucedido toda esta experiencia, nos sentimos un poco más bonitas”.
Cuando se anunciaron las nominaciones al Oscar el mes pasado, no fueron las reacciones de Bradley Cooper o Emma Stone las que se hicieron virales. Fue la celebración, captada en video, de Yi y Chang, con Wang, su madre y el productor Sam Davis de pie junto a ellos.
En el cortometraje, disponible en Estados Unidos en Disney+, Yi y Chang reflexionan sobre la mortalidad y aquello que es esencial en la vida. “Mientras tenga el periódico, puedo vivir”, dice Yi en la película, con lupa en mano. Ahora, ellas mismas están en las noticias.
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“Todos los días abro el periódico y si pudiera verte, sería increíble”, le dice Yi a Wang, quien, quien es un poco más incrédula: “No creo que hayamos llegado a los periódicos taiwaneses todavía”.
Las noticias inspiraron, en parte, a Wang a hacer la película. Durante la pandemia, cuando los crímenes de odio contra asiáticos y asiático-estadounidenses iban en aumento, vio a sus abuelas como un antídoto perfecto para los estereotipos de odio que siguieron tras el COVID-19. Al mismo tiempo, su corto, que se estrenó el año pasado en el festival SXSW, estaba destinado a ser esencialmente una simple película casera.
“Esa es la razón por la que hicimos esta película”, dice Wang. “Es sólo para que pudiéramos tener este recuerdo, esta cápsula del tiempo que captura la esencia de estas dos mujeres. Mucho después de que hayan fallecido, podemos tener algún tipo de recuerdo para rememorar cómo eran sus vidas”.
Yi y Chang crecieron en la pobreza en Taiwán en tiempos de guerra. Su actitud vivaz (“No importa si sabemos bailar”, dice Chang en la película. “Moveremos las caderas”), es una reacción consciente a las dificultades que han experimentado. En la película, Chang señala que los días que uno pasa triste se pasan igual que los felices. “Así que voy a elegir la alegría”.
“Hubo mucho dolor en nuestra infancia”, dice Chang ahora, con lágrimas en los ojos. “Nuestros últimos años de vida son mucho más afortunados que lo que experimentamos cuando éramos jóvenes. Y luego, estar rodeadas de nuestra familia, hay mucha más alegría a nuestro alrededor que cuando éramos jóvenes”.
Eso incluye a Wang, quien, cuando no está alegrando los días de sus abuelas, es un cineasta en ascenso. Al mismo tiempo que “Wài Pó and Nǎi Nai” obtenía su nominación al Oscar, su debut como director de largometrajes, “Dìdi”, fue una sensación en el Festival de Cine de Sundance.
En Sundance, “Dìdi”, una comedia semiautobiográfica sobre un adolescente taiwanés-estadounidense patinador que crece en Los Ángeles, ganó el Premio del Público al mejor drama estadounidense y el premio especial del jurado al mejor elenco, que incluye a Chang como la suegra. Focus adquirió la película, cuyo título puede significar “hermano pequeño” o un término cariñoso para el hijo menor de una familia en mandarín.
“Surrealista y loco”, dice Wang sobre sus éxitos paralelos. “Tener estos focos en plataformas globales para estas historias que provienen de un lugar tan profundo y personal es una locura”.
Un hilo conductor para Wang en su filmografía es la familia. Un corto anterior, “3.000 Miles”, une tiernamente los mensajes de voz que le enviaba su madre mientras Wang vivía en Nueva York. Concluye dulcemente en su reencuentro. Para Wang, su papel como cineasta es considerar sus emociones más fuertes, y la mayoría de las veces, esos sentimientos están conectados con la familia.
“Hacer películas sobre mi familia me ayuda a cerrar la brecha en mi vida como ser humano, ver a mi madre no sólo como mi madre o a mi abuela, no sólo como mi abuela, sino como personas”, dice Wang. “Todavía estoy aprendiendo a cerrar esa brecha”.
Ahora, la vida familiar de Wang convergerá, de todos los lugares, en los Premios de la Academia.
“Vamos a ir a los Oscar y yo voy con mis abuelas”, dice Wang, sonriendo. “Es una frase que nunca pensé que diría”.
Por su parte, Yi y Chang describen sus sentimientos al asistir a los Oscar con su nieto al unísono emocionadas. “¡Maravilloso! ¡Maravilloso!”, gritan en inglés. Cuando se les pregunta a quién esperan conocer, Chang reflexiona por un momento.
“¿Estará Ang Lee allí?”, dice.
Pero en medio de su incredulidad, Chang y Yi creen que hay una lección importante en el éxito de “Wài Pó and Nǎi Nai” que no tiene que ver con ellas, sino con el nieto detrás de la cámara. Incluso si la película concluye con Chang reprendiendo a Wang como un “maldito mocoso”.
“Quiero que la gente se dé cuenta, especialmente los padres: no obligues a tus hijos a caminar por el camino que quieres que recorran”, dice Yi. “Anímalos y apóyalos en sus intereses, y mantente abierto a los caminos hacia los que gravitan naturalmente. Trata de regar esas semillas”.
Yi y Chang se han hecho lo suficientemente famosas como para que directores de casting se hayan puesto en contacto con Wang para otras películas. Wang recientemente le compartió una oferta de audición a Chang para una película que será filmada en Nueva York. Ella dijo que primero tendría que leer el guion.
Dice Wang: “Son sólo ofertas”.
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