Cuando Greta Gerwig se encontraba en la preproducción de su película Barbie (que se estrena el 20 de julio), los ejecutivos de Mattel, propietarios de la marca Barbie, le hicieron una incómoda visita. Ella les dio pistas de su inspiración para crear el guión: el realismo mágico, el mito religioso, la influencia de ciertos pintores, y referencias a películas como The Red Shoes y Stairway to Heaven. “Creo que en ese momento, todos se dieron cuenta de que nadie había pensado en esto antes y se sorprendieron por mi nivel de pánico, por la saturación del color rosa, por mi entrega al proyecto. Salieron encantados”, admite la directora.
El anuncio de una película de acción real de ‘Barbie’ protagonizada por Margot Robbie como la muñeca icónica fue suficiente para hacer saltar Internet por los aires. Pero cuando se confirmó que su novio deportista, Ken, sería interpretado por Ryan Gosling y que Greta Gerwig, la directora de Little Women, se haría cargo del guion y la realización, el proyecto alcanzó niveles desconocidos de interés por parte de un público que lleva años abandonando las salas de cine.
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De hecho, en Estados Unidos, el filme se proyecta por los analistas en unos 100 millones de taquilla el primer fin de semana. Aun así, Gerwig dice que inicialmente pensó que la película podría ser el fin de su carrera. “Tuve un momento de vértigo cuando comencé a escribir el guión. La verdad, no sabía por dónde empezar”.
La respuesta positiva de los fans a la idea de una versión de Barbie en las pantallas, por no hablar de los gritos de alegría de los amantes de los vestidos de Lycra color rosa flúor al ver a Robbie y Gosling con su Kenergy, ha calmado los nervios de la realizadora. “Me gusta sentir esos momentos de miedo porque hacen que trate de superarme. El terror interior es siempre interesante. Estoy encantada con el recibimiento del público y la expectación que ha creado la película”.
Gerwig explicó que quería trabajar con Robbie desde hace mucho tiempo, después de conocerla previamente durante un proyecto que no despegó, por lo que al recibir su oferta de dirigir Barbie dijo que sí de inmediato. Al mismo tiempo, le presentó a su socio y pareja, Noah Baumbach, la posibilidad de trabajar juntos en el guion. “Ha sido muy emocionante trabajar a su lado. Tiene mucho talento porque consigue elevar las escenas donde parece imposible. Margot es una actriz soberbia”.
Las tres películas que ha hecho Greta Gerwig, desde que agregó el guion y la dirección a su currículum, han sido tres rotundos éxitos. Cada una de ellas aborda una visión diferente de la feminidad, desde las jóvenes rebeldes de Lady Bird, hasta las hermanas en apuros de Little Women, para terminar con un ícono comercial en busca de su identidad como es Barbie. Tres versiones de un tema universal: cómo sobrevivir siendo mujer en un mundo de hombres. “Confieso que siempre me he sentido atraída por historias de mujeres que quieren ser mejores” apunta de forma sucinta.
Gerwig cuenta con una de las carreras más fascinantes del Hollywood del siglo XXI. Primero, trajo un nuevo tipo de naturalismo cómico a la actuación cinematográfica, desde sus primeros traspiés en ‘Hannah Takes the Stairs’ hasta una serie de colaboraciones brillantes con su pareja, Noah Baumbach, incluidos títulos como Greenberg, Frances Ha y Mistress America. Ella coescribió estas dos últimas películas antes de meter una nueva marcha hacia la autoría cinematográfica en 2017, escribiendo y dirigiendo la exquisita comedia sobre la mayoría de edad Lady Bird, y la versión revisionista de 2019 de Little Women.
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Little Women es el proyecto más convencional de Gerwig. “Nunca he sido parte de algo tan grande, pero me divierte porque los cimientos son los mismos. El hecho de que Barbie sea una marca conocida internacionalmente no le resta al proyecto nada de mi inversión personal. Siento con este título la misma intimidad que con Lady Bird o Little Women”.
El planeta Barbie creado por Gerwig está en sintonía con los tiempos que vivimos, gracias a un diseño de producción irónico que sugiere que Gerwig no solo está bien versada en feminismo sino también en una sensibilidad estética que valora el artificio, la exageración y la parodia. “Creo que hay algo excitante en comenzar a contar la vida de Barbie desde ese lugar donde todo es posible: el mundo real”, explica la directora. Como actriz y cineasta, Gerwig, nacida en California, se siente atraída por historias de mujeres que son el centro de las tormentas que las rodean.
Su ascenso en Hollywood sorprende a Gerwig, quien originalmente quería ser dramaturga y no cineasta. Pero no pudo ingresar a ninguno de los programas de posgrado en dramaturgia a los que se presentó. “Si el teatro fue mi primer amor, entonces el cine fue mi amor de edad adulta. No era algo en lo que pensaba que podía tener una carrera, porque parecía muy poco probable que pudiera hacerlo. Escribía y actuaba como si viviera en el salvaje Oeste, dando tumbos. Hasta que me dije que tenía que buscar un trabajo de verdad. A medida que aprendía, crecía hasta que me convencí de que lo que quería hacer era escribir y dirigir”, explica.
“La razón por la que me atraen tanto el cine como el teatro y la danza, y la música, es que son increíblemente colaborativos y que siempre están formados por grupos. Nunca estás solo ejecutando, sino aportando a un grupo. Hay quien tiende a construir escenarios de películas como si fueran operaciones militares con una estructura de poder piramidal con el director en la parte superior y luego se va hacia abajo. Yo estoy más interesada en la idea de que todo el equipo es dueño de la fábrica”, agrega la realizadora.
Considerada la directora con más proyección de Hollywood, Gerwig admite que los ejecutivos de Mattel han sido unos “socios increíbles” en el proyecto, ofreciéndole un nivel de “confianza y libertad” que ella considera “increíblemente” raro. “Sea lo que sea que quisiéramos que fuera la película, no intentaron microgestionarla. Estaban completamente a bordo como socios, y eso fue extraordinario”.