Una fábrica de dulces de Pensilvania ignoró advertencias sobre una fuga de gas natural en su planta chocolatera y es responsable de la subsecuente explosión en la que murieron siete trabajadores y varios más resultaron heridos, según una demanda interpuesta el martes.
La familia de Judith “Judy” López Morán, una mujer de 55 años y madre de tres hijos, interpuso lo que sus abogados dijeron es la primera demanda por muerte por negligencia en contra de R.M. Palmer Co. después del estallido del 24 de marzo en West Reading.
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Los trabajadores percibieron olor a gas natural ese día y notificaron a Palmer, pero la compañía de 75 años de antigüedad y propiedad familiar “no hizo nada”, señala la demanda.
“La fuga de gas en la fábrica y la horrenda explosión que causó fueron previsibles y evitables”, se afirma en la demanda. “Trágicamente, la muerte y sufrimiento de Judith López Morán fueron evitables”.
La demanda, interpuesta en la Corte de Asuntos Comunes de Filadelfia, también nombra a la empresa de servicios de gas UGI, la cual se negó a comentar. Se le envió un mensaje a Palmer solicitándole sus comentarios.
Las autoridades continúan investigando la causa de la explosión, que provocó el derrumbe de una construcción en el complejo de la fábrica y dañó varias otras estructuras en West Reading, una pequeña localidad ubicada 96 kilómetros (60 millas) al noroeste de Filadelfia.
Funcionarios federales de seguridad confirmaron previamente que estudiaban el papel que desempeñó un ducto de gas natural en el estallido. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) ha dicho que lo que ocurrió fue una explosión e incendio de gas natural, haciendo mención de información preliminar de las autoridades locales y de la proveedora de servicios públicos sobre el ducto.
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Funcionarios de Palmer debieron haber evacuado de inmediato después de que se informara del olor a gas natural, pero en su lugar “dijeron a los empleados de la fábrica, incluida Judith López Morán, que la fábrica era segura y que no había una fuga de gas”, se afirma en la demanda.
Según el texto judicial, Palmer “pretendió engañar a los empleados de la fábrica... para que pudieran seguir trabajando y se minimizara el tiempo muerto en la planta”.
Patricia Borges, que sobrevivió a la explosión y era amiga y colega de López Morán, recordó previamente cómo su brazo se prendió mientras las llamas engullían el edificio. Entonces cayó por un boquete en el suelo a un tanque de chocolate líquido. Borges narró a The Associated Press cómo ella y otros trabajadores se habían quejado del olor a gas natural unos 30 minutos antes de que la planta explotara.
Palmer ha ofrecido condolencias, pero no ha dicho mucho más desde el estallido.
El despacho jurídico que representa a la familia de López Morán, Saltz Mongeluzzi Bendesky, señaló que representa a más de una decena de víctimas de la explosión.