Carlos Efren Reyes Rosado, mejor conocido como “Farruko” es padre de siete hijos, pero a ninguno les dejaría las riquezas que ha generado de su fama. Como parte de la transformación que experimenta, dice que “donaría todo” y a su descendencia le regalaría una biblia.
En una extensa entrevista para “Algo Personal” que conduce el periodista Jorge Ramos, el artista urbano habló de lo que cataloga su pasado, del éxito que decidió abandonar y del personaje que creó como Farruko.
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La entrevista se realizó en una de las casas de Farruko donde “pasaba todo”. Reveló que el verdadero Farruko es su padre y que de pequeño lo bautizaron como “Farruquito”, por lo que decidió adoptar el nombre en el momento que iba tras su sueño musical.
“Farruko es personaje que yo empecé a crear desde pequeño. Yo creo que Farruko se llama mi sueño Mi bisabuelo le decía a mi papa Farruko, pues toda mi vida estuve como Farruquito, el hijo de Farruko”, relató.
“Significa valiente”, dijo.
Te obligó a hacer ciertas cosas?, cuestionó Ramos.
“Yo nunca pensé que iba a tener este nivel de fama que tengo o de influencia en la vida. Cuando yo estaba construyendo mi sueño nunca lo hice con intenciones de ser famoso. Simplemente estaba buscando expresar mi arte, mi música. Mi pasión me empieza a dar de comer”, indicó.
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Asegura que no pretende borrar su pasado, sino aprender de él y “construir de ahí en adelante”.
“Lo que pensamos que es riqueza, lo que pensamos que es estatus, que es felicidad, no necesariamente es lo que llena al ser humano”, dijo.
Fue precisamente el éxito, particularmente generado con el tema “Pepas”, que el intérprete decidió abandonarlo por entender que era más grande que el personaje que creo en Farruko.
“Es un éxito mas grande que el personaje que cree. Pepas es mas grande que el que la creo y brother en este momento de mi vida me tocó y tomé la decisión de no abrazar más ese éxito, porque hay gente que se aferra a sus creaciones y se quedan ahí atrapados, como que no pueden superar eso o como ese es su gallinita de los huevos de oro”, sostuvo.
Relató que actualmente se encuentra soltando tanto el éxito como el estilo de vida que propone la canción.
“Estoy reformando ambas cosas… Yo sí rumbiaba mucho, pero yo ni bebo. Abiertamente te puedo decir que nunca he tomado pastillas para drogarme. Yo simplemente hacía el espejo de lo que yo veía y nadie se atrevía a decirlo en una canción, pero yo veía que esto tenia popularidad, era un comportamiento que yo veía en todos lados es lo en lo que se ha convertido el party de hoy en día”, manifestó.
El artista contó que el tema fue desarrollado durante la pandemia y que su intención “nunca fue que la gente se metiera pepas”. Aseguró que lo que buscaba era llamar la atención de la gente que estuvo encerrada tanto tiempo, pero eventualmente se dio cuenta que la gente sí estaban viviendo el tema en su vida.
“Simplemente quise hacer algo que llamara la atención, pero en el camino me di cuenta que muchas mentes no tiene la misma fortaleza. Mucha gente débil y que realmente si estaban metidos en eso. Uno se debe disfrutar la vida pero todos los excesos son dañinos”, apuntó.
El desprendimiento ocurrió luego que pasara por lo que catalogó como un “trance” mientras iba en un carro con su equipo de trabajo. De ahí salió renovado o “reseateao” como describió.
“De la nada empecé a sentir que me estaba muriendo. Empecé a perder la respiración, sentí que fue como un ataque al corazón porque sentí todo, se me durmió el brazo, sentí los ‘palpitos’ acelerados, yo sentí que me estaba despegando de mi cuerpo, que mi cuerpo no reaccionaba a las señales”, contó.
“Pensé que fue un ataque de pánico, fue algo que el estrés o algo, colapsé emocionalmente”, añadió.
No vio nada, pero sí dice que sintió muchas cosas. “Sentí mucho sentimiento, es como si te pusieran en una clase de prueba donde nadie te habla, nadie te contesta, pero todas las señales son sentimientos que te arrinconan”, manifestó.
“Sentimientos de culpa, de que tengo que perdonar, de que la vida se acaba. Lo que sí te puedo explicar es que en ese momento yo tuve una confrontación, una especie de juicio, en un cuarto oscuro donde nadie me hablaba, nadie me contestaba y era un desespero y una ansiedad que me llevaba a autoevaluarme”, sostuvo.
“Tan pronto regreso de ahí regreso con otro formato es como si me hubieran resetea’o. En ese momento que estuve ahí me cambiaron la programación. Esa programación empieza a tener un valor más por las cosas a valorar no lo material. A valorar las cosas que no puedes ver, el amor, a vencer el ego, a vencer cosas que nos atan a esta vida. Cosa materiales y superficiales”, apuntó.
Farruko cuenta que al regresar del trance, sí le hizo sentido “todo lo que nos han hablado de Jesús”.