“En el 1995 Andy recibió un juguete de su película favorita ….esta es esa película”. Con esta simple aseveración, comienza Lightyear, la primera cinta de Pixar que estrena en cines desde el comienzo de la pandemia, cuando lanzaron Onward. Esta oración aclara algunas dudas que se generaron entre fanáticos cuando se estrenó el trailer de la cinta. Uno de los principales personajes de la franquicia mas exitosa de Pixar está de regreso, el cadete espacial Buzz Lightyear que en las películas fuera interpretado por Tim Allen, en esta ocasión recae la responsabilidad en el actor Chris Evans (Captain America). Esta nueva épica de acción y aventura espacial que presenta la historia del origen de Buzz Lightyear y sigue al legendario Space Ranger después de que queda abandonado en un planeta hostil a 4 millones de años luz de la Tierra junto a su comandante y su tripulación. Mientras Buzz intenta encontrar un camino de regreso a casa a través del espacio y el tiempo, se le une un grupo de reclutas y su encantador gato robot. Para complicar las cosas y amenazar la misión tendrá que enfrentar a la figura de Zurg (James Brolin), otro personaje del universo Toy Story.
La entretenida aventura destaca en muchos renglones especialmente en el área técnica. El director y escritor Angus MacLane quien además de ser uno de los principales animadores de Pixar, ha demostrado su talento para trabajar frente a un canvas espacial luego de haber dirigido la exitosa Wall-E para el estudio y aprovecha los avances tecnológicos en la animación CGI al máximo al cuidar el detalle de todas las imágenes, y combinarlas de forma impresionante con una gran historia, muy bien delineados personajes y extraordinarias referencias a clásicos espaciales como Star Wars, 2001: A Space Odyssey, Star Trek y Close Encounters, entre otros.
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Donde resbala la cinta es en el impacto emocional que nos tiene caracterizado el estudio. Aunque la premisa principal aborda la relación entre Buzz y su mejor amiga, la Comandante Hawthorne (Uzo Aduba) además de la relación con sus nuevos compañeros de misión entre los que destacan Mo (Taika Waititi), Izzy (Keke Palmer), Darby (Dale Soules) y quien se roba todas sus escenas el gati-robot Sox (Peter Sohn) , carece de ese momento conmovedor, a excepción de una gran secuencia que presenta los momentos especiales e importantes de la vida, que se pierde Buzz para enfocarse en la misión. La imponente partitura del ganador del Oscar Michael Giachinno (Up) acentúan efectivamente las escenas de acción y le brindan un sentimiento épico a la propuesta. Definitivamente Lightyear va a satisfacer a ese público que creció con Toy Story, y espera con ansias y nostalgia este título y podría cerrar la brecha generacional con los pequeños que podrán deslumbrarse con los visuales, las secuencias de acción, la comedia y las lecciones sobre humildad, liderazgo, trabajo en equipo y la importancia de la familia. Pero bien pudieran confundirse con una narrativa que involucra el siempre complejo tema de viajar en el tiempo y espacio. Lightyear es una experiencia cinemática sinigual que se debe apreciar en la pantalla más grande posible y que pudiera ser el comienzo de una nueva franquicia de Toy Story. ¿Veremos la historia de Woody?
Taika Waititi le responde a Metro Puerto Rico
En reciente conferencia de prensa virtual donde Metro tuvo la oportunidad de participar, el actor y director quien le presta la voz al personaje de Mo en Lightyear respondió nuestra pregunta: Eres un artista muy versátil y con una confianza que se nota en todos tus proyectos. ¿Como fue interpretar a Mo, un personaje introvertido, con muchas inseguridades, que revela sus fortalezas a lo largo de la película?
Taika: Siento que Mo es muy similar a cómo era yo en mis comienzos. Un poco sin rumbo y tratando de concentrarme en algo. Me interesaban mil cosas diferentes y quería hacer todo al mismo tiempo. Pero no lo estaba en realidad, nunca terminaba realmente mis proyectos. Y eso fue algo que aprendí a hacer más tarde. Entonces, sí fue fácil aprovechar eso, porque siento que ahora soy alguien que trabaja mucho, pero también lucho con esta parte de mí que no quiere volver a trabajar nunca más. Y entonces, ya sabes, esos son los dos lados de mí que siempre están en conflicto constante.