Scot Pollard se había acostumbrado de tal forma a la fragilidad de su corazón que no se percató de lo cerca que estuvo de morir.
“Era una ruina”, dijo el exjugador de la NBA y concursante de “Survivor” a The Associated Press el viernes, un día después de que se le dio de alta del hospital y dos semanas luego de que recibió un trasplante cardíaco.
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“Los médicos supieron de inmediato que yo estaba mucho más cerca de la muerte una vez que me extrajeron el corazón”, dijo Pollard. “No creo que hubiera sobrevivido otro par de semanas”.
Pollard, veterano de 11 campañas y miembro de los Celtics de Boston que ganaron el título en 2008, presentaba una condición hereditaria que padecía también su padre, quien murió a los 54 años, cuando él tenía 16. El corazón de Scot Pollard se deterioró rápidamente después de que contrajo un virus en 2021. Los intentos por corregir el problema con medicamentos o procedimientos menos radicales no dieron éxito. El trasplante se convirtió en la única opción.
Pero encontrar un corazón suficientemente grande para que bombeara sangre por todo el cuerpo del expívot de la NBA era un desafío. Pollard mide 2,11 metros y pesa 118 kilogramos.
Se le recomendó inscribirse en el mayor número posible de centros de trasplante (aunque tenían que estar cerca, de modo que pudiera llegar en cuatro horas en caso de que estuviera disponible el corazón de un donador).
Pollard, de 49 años, se sometió a pruebas previas al trasplante cerca de su casa en Carmel, Indiana, y en Chicago. Pero el mes pasado, cuando llegó al Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, se le internó en la unidad de terapia intensiva y se le colocó en la segunda mayor prioridad para trasplantes de órganos, debido a su estado.
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Nueve días después, su esposa Dawn publicó en la red social X: “¡Ha llegado el momento!”.
“El hecho de que esto llegara tan pronto probablemente salvó mi vida. No sé cuánto tiempo más habría durado”, dijo Scot Pollard. “Simplemente me estaba deteriorando muy rápido”.
Las reglas de privacidad impiden a Pollard conocer la identidad de su donante, aunque los médicos le dijeron que era un “hombre alto”. Lo que sí se permite es que el receptor escriba una carta que será enviada a la familia del donador, si es que ambas partes así lo desean.
Es posible que los familiares del donador escriban al receptor, aunque Pollard no recibe todavía esa misiva.
Desde una casa temporal en Nashville, Tennessee, donde necesita permanecer durante seis u ocho semanas para recibir la atención adecuada de seguimiento, Pollard dijo que ha escrito un borrador de su carta. En ésta, agradece al donante, a quin considera un héroe, y ofrece establecer comunicación.
“Me gustaría mostrarles cómo el corazón de su gran hombre está viviendo y ayudando a la gente”, explicó. “Me gustaría mostrarles que este corazón no se va a desperdiciar”.
Se le ha advertido a Pollard que muchas familias de donadores no quieren establecer contacto con el receptor, porque ello les hace padecer de nuevo la muerte de sus seres queridos. Los donadores de corazón, en particular, suelen ser víctimas de accidentes, quienes por lo demás tenían una buena salud.
“Si es un corazón saludable es porque algo más lo mató”, dijo Pollard. “Espero que ellos se comuniquen, porque me gustaría incluirlos en el resto de mi vida”.
Esa vida ha mejorado ya.
Incluso después de que se retiró de la NBA, a Pollard le gustaba mantenerse ocupado, en los medios de comunicación, con algunos papeles como actor y como concursante en un programa de realidad simulada. Pero durante los últimos meses, necesitó detenerse a descansar y no podía siquiera caminar en la casa.
Fue sólo cuando despertó de la cirugía de cinco horas que se dio cuenta de cuán mala se había tornado su situación.
“Yo estaba acostado todo el tiempo. Ésa se convirtió simplemente en mi nueva normalidad”, recordó. “Como deportista, en cierto modo sólo dejas las cosas fuera de tu mente. Sigues adelante. Pero yo no podía hacer que ese corazón siguiera. Ahora sí puedo hacer que este corazón siga adelante”.
Apenas un día después del trasplante realizado por el doctor Ashish Shah, Pollard estaba caminando por un pabellón del hospital. Ahora puede realizar “sentadillas ligeras” y trabaja en su equilibrio.
“Me gusta moverme siempre, no quedarme quieto”, dijo Pollard.
El jueves, bailó y realizó boxeo de sombra, mientras avanzaba por un corredor del hospital con una camiseta sin mangas que tenía impresa la pregunta: “PERO, ¿MORISTE?”.
Los encargados de la atención médica que recibió aplaudieron mientras él gritaba: “¡Estoy saliendo!”. Posó para una foto, mientras hacía sonar una campana que marcaba su alta de la clínica.
Pollard dijo que va a realizar campañas para promover la donación de órganos.
“Voy a estar molestando a la gente para que se vuelva donadora. Ése va a ser un proyecto para el resto de mi vida”, aseguró.
Ha ayudado ya a convencer a una persona para que alguna vez done sus órganos.
“Yo nunca había considerado ser una donadora, porque no me educaron sobre esto y había algunos temores cuando pensaba en el proceso”, dijo Dawn Pollard. “Se volvió nuestra realidad que Scot necesitara un corazón, así que de inmediato me registré. Estoy orgullosa de ser ahora una donadora de órganos. Me hace sentir bien el saber que podría ayudar a que alguien viva”.