MADRID (AP) — Después de mancillar la consagración del seleccionado de su país en el Mundial femenino, el expresidente de Real Federación Española de Fútbol Luis Rubiales será juzgado por el beso no consentido a la delantera Jennifer Hermoso durante la final.
El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge dictaminó el jueves que el beso de Rubiales “no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva”.
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La fiscalía acusó a Rubiales por un delito de agresión sexual y otro de coacciones por tratar de convencer a Hermoso para que le apoyara tras el repudio generalizado en su contra.
Pese a que inicialmente aseguró que era la víctima de una campaña liderada por “falsas feministas”, Rubiales acabó renunciado al cargo por su comportamiento durante la ceremonia de premiación en Sydney. Ha negado haber cometido delito alguno.
El magistrado de Jorge también cree que existen indicios para juzgar al extécnico de la selección Jorge Vilda, al director de la selección masculina Albert Luque, y al responsable de mercado de la federación Rubén Rivera por las presuntas presiones a Hermoso para que defendiera Rubiales, algo que la jugadora se resistió a hacer.
Aún no se ha fijado la fecha para el juicio.
Hermoso rindió testimonio ante el juez investigador este mes. La delantera de 33 años, goleadora histórica de la selección y que juega en la liga de México, ha recibido amplio apoyo en el país. Mucha gente cree que el escándalo por el beso no consentido podría provocar un replanteamiento sobre el sexismo en el deporte español.
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Al amparo de una ley sobre consentimiento expreso en toda interacción sexual que fue aprobada en 2022, Rubiales se expone a una multa o a una sentencia de prisión de entre uno y cuatro años de ser encontrado culpable. La nueva ley elimina la actual distinción entre abuso y agresión sexual.
Rubiales, de 46 años, también se tocó los genitales en un gesto vulgar de victoria cuando estaba sentado cerca de la Reina Letizia y la Princesa Sofía durante las celebraciones de la victoria española ante Inglaterra, lo cual provocó sonrojo en todo el país.
Hermoso y sus compañeras se negaron a jugar con la selección mientras Rubiales siguiera al frente. Se reincorporaron cuando el gobierno intervino para mediar un acuerdo con el presidente interino de la federación para modificar los protocolos y brindar más apoyo a la selección femenina. El acuerdo incluyó eliminar la frase “fútbol femenino” del nombre de la selección nacional.