Tras una jornada de lluvias torrenciales que complicaron aun más los apresurados preparativos y que obligaron a posponer la actividad en uno de los dos deportes que repartirían medallas el viernes, El Salvador se aprestaba para realizar por la noche la ceremonia inaugural de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Las competiciones deportivas arrancaron desde el miércoles, dos días antes de la festividad nocturna en que el DJ estadounidense Marshmello habrá de acompañar con su música el desfile de las 37 delegaciones participantes y el encendido del fuego regional. El viernes se repartirían las primeras medallas, también antes de la ceremonia inaugural, en tenis de mesa y levantamiento de pesas.
PUBLICIDAD
Pero la actividad en la halterofilia, donde se competiría en las categorías de 55 y 61 kilogramos para hombres y 49 kilogramos para mujeres, fue borrada del programa del viernes y pospuesta para el sábado.
El Comité Organizador de los Juegos no hizo un anuncio oficial de la posposición ni dio a conocer un motivo. Sin embargo, la llamada Caja del Mágico, un recinto adjunto al Estadio Jorge “Mágico” González donde se realizará la inauguración, habría sido afectada por una lluvia torrencial que se abatió por horas sobre la capital salvadoreña la noche del jueves.
Algunos videos difundidos en las redes sociales mostraron una filtración considerable de agua, que caía desde el techo del recinto hacia el gabinete donde estaban colocadas las pesas. El jueves, faltaban por concluirse varios trabajos en el estadio, pero no quedó claro si la lluvia impidió tener la sede lista a tiempo.
En el tenis de mesa, las finales de equipos de hombres y mujeres se llevaban a cabo prácticamente con normalidad, salvo por una ligera demora.
El Salvador realiza los Juegos Centroamericanos por tercera ocasión en la historia. Las dos anteriores fueron en 1935 y 2002.
La nación dispuso de poco tiempo para los preparativos. Panamá era la sede original de las justas regionales que debieron realizarse originalmente en 2022, pero en plena pandemia renunció a la sede, que quedó en manos de la capital salvadoreña con apenas dos años para tener todo listo.