WASHINGTON (AP) — El intenso conflicto armado en Ucrania tiene al Pentágono replanteando su arsenal. Si hoy estallara otra guerra de gran magnitud, ¿Estados Unidos tendría suficientes municiones para combatir?
Es una interrogante que confronta a los estrategas del Pentágono, no sólo porque planean seguir suministrando armas a Kiev en una guerra contra Rusia que podría prolongarse años, sino también porque anticipan un posible conflicto con China en el futuro.
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Los efectivos rusos están disparando hasta 20.000 municiones al día, desde balas para fusiles automáticos hasta misiles crucero del tamaño de un camión. Ucrania está respondiendo con hasta 7.000 disparos diarios, de proyectiles para cañones de 155 mm, misiles antiaéreos Stinger y ahora misiles de defensa aérea NASAMS, y miles de balas para armas cortas.
Buena parte de la potencia de fuego de Ucrania está siendo suministrada a través de armas financiadas por el gobierno de Estados Unidos que son enviadas al frente casi cada semana. El miércoles, el gobierno del presidente Joe Biden anunció una ronda adicional de ayuda que proporcionará 20 millones de cartuchos adicionales para armas cortas que llegará a Kiev.
“No hemos estado en una posición en la que sólo nos queden reservas de municiones clave para un par de días", dijo Michael McCord, contralor del Pentágono, a reporteros este mes. "Pero ahora estamos apoyando a un socio en esa situación”.
Las líneas de producción de defensa de Estados Unidos no tienen la escala para cubrir los suministros de una guerra terrestre de grandes dimensiones, y algunas —por ejemplo, para los Stinger— fueron cerradas previamente.
Eso está presionando los arsenales de Estados Unidos, y algunos funcionarios se preguntan si las reservas son suficientemente grandes. ¿Acaso Washington estará listo hoy para responder ante un conflicto de gran tamaño, por ejemplo si China invadiera Taiwán?
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“¿Qué pasaría si algo estallara en el Indo-Pacom? No dentro de cinco años, ni dentro de 10, sino ¿qué tal que ocurriera la próxima semana?”, planteó Bill LaPlante, principal encargado de la compra de armas del Pentágono, refiriéndose al Comando del Indo-Pacífico de las fuerzas armadas. Habló este mes en un congreso de adquisiciones de defensa en la Universidad George Mason de Virginia.
“¿Qué tenemos en grandes cantidades y que sea realmente efectivo? Esas son las preguntas que estamos planteando en este instante”, dijo.
El Ejército emplea muchas de las mismas municiones que han sido fundamentales en Ucrania, entre ellas los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (conocidos como HIMARS, por sus siglas en inglés), misiles Stinger y proyectiles para obuses de 155 mm, y ahora está revisando sus requisitos de reservas, confirmó Doug Bush, subsecretario de adquisición del Ejército, a reporteros el lunes.
“Están contemplando qué está usando Ucrania, qué podemos producir y qué tan rápido podemos aumentar las reservas, todos los cuales son factores que uno tomaría en cuenta para determinar: 'Ok, ¿qué tan (grande) debe ser el arsenal previo a una guerra?", señaló Bush. “Entre más despacio acumules, más grande debe ser el arsenal desde el principio”.
Los paquetes de ayuda militar que Estados Unidos envía recurren al inventario de su arsenal o financian contratos con la industria para aumentar la producción. Al día de hoy se ha comprometido con al menos 19 mil millones de dólares en ayuda militar, incluyendo 924.000 cartuchos de artillería para obuses de 155 mm, más de 8.500 sistemas antitanque Javelin, 1.600 sistemas antiaéreos Stinger y cientos de vehículos y drones. También ha proporcionado sistemas avanzados de defensa aérea y 38 HIMARS, aunque el Pentágono no revela cuántos proyectiles envía con los sistemas lanzacohetes.
La inyección de armas está suscitando preguntas en el Capitolio.
Este mes, el gobierno le pidió al Congreso 37 mil millones de dólares más en ayuda militar y humanitaria para Ucrania en la sesión legislativa poselectoral, y aprobarla antes de que los republicanos tomen el control de la Cámara de Representantes en enero. El líder republicano de la cámara baja, Kevin McCarthy, quien aspira a ser el presidente de ese recinto legislativo, ha advertido que los republicanos no respaldarán emitir un “cheque en blanco” para Ucrania.
Incluso con nuevos fondos, no es posible reponer el arsenal muy rápido. Las líneas de producción de varios de los sistemas que han demostrado ser vitales en Ucrania cerraron hace años. Mantener abierta una línea de producción es costoso, y el Ejército tenía otras prioridades.
El Pentágono adjudicó un contrato de 624 millones de dólares a Raytheon para suministrar 1.300 nuevos misiles Stinger en mayo, pero la empresa dijo que no podrá incrementar la producción hasta el año siguiente debido a la escasez de partes.
“La línea Stinger fue cerrada en 2008”, dijo LaPlante. “¿Quién lo hizo? Todos lo hicimos. Ustedes. Nosotros”, aseguró, refiriéndose a la decisión del Congreso y el Pentágono de dejar de financiar la producción de esas municiones antiaéreas del Ejército, que pueden ser lanzadas por un soldado o desde una plataforma o camión en que hayan sido montadas.
A partir de un análisis de documentos de presupuestos militares previos, Mark Cancian, alto asesor del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, calcula que los 1.600 sistemas Stinger que Estados Unidos ha suministrado a Ucrania representan una cuarta parte de su arsenal total.
El sistema HIMARS, que Ucrania ha usado con mucha eficacia en su contraofensiva, se enfrenta a algunos de los mismos retos, señaló LaPlante.
“Dejamos de producir lo que ahora mismo está salvando a Ucrania, y que todo el mundo quiere”, dijo.
El Ejército cerró la producción del HIMARS entre 2014 y 2018, explicó LaPlante. Ahora intenta aumentar la producción para construir hasta ocho al mes, o 96 al año, dijo Bush.
La eficacia del HIMARS en Ucrania también ha generado interés en otras partes del mundo. Polonia, Lituania y Taiwán hicieron pedidos, incluso mientras Estados Unidos trabaja para enviar más a Ucrania. Si el conflicto se prolonga y le da prioridad al envío de más proyectiles del HIMARS a Ucrania, ello podría limitar potencialmente el acceso de los soldados estadounidenses a los misiles para entrenamientos con fuego real.
Ell Pentágono anunció un contrato de 14,4 millones de dólares este mes para apresurar la producción del HIMARS y reponer las reservas.
“Este conflicto ha revelado que la producción de municiones en Estados Unidos y con nuestros aliados probablemente es insuficiente para los conflictos en tierra de grandes dimensiones”, dijo Ryan Brobst, analista del Centro sobre Poder Militar y Político de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
Washington también anunció recientemente que enviará a Ucrania cuatro sistemas de defensa aérea Avenger —lanzamisiles portátiles que se pueden montar en vehículos de orugas o con ruedas— para proporcionar otra opción de corto alcance contra los drones iraníes que están utilizando las fuerzas rusas. Pero los sistemas Avenger también emplean misiles Stinger.
La secretaria de prensa adjunta del Pentágono, Sabrina Singh, aseguró que se tomaron en cuenta las preocupaciones por el nivel de las reservas.
“No hubiéramos proporcionado estos misiles Stinger si no hubiéramos creído que podíamos”, señaló Singh en una sesión informativa reciente en el Pentágono.