Julio César Chávez Jr. llevó una etiqueta muy difícil desde sus primeros años en el boxeo.

El mexicano cargó con la losa de superar lo hecho por su padre, quien es una de las grandes leyendas del pugilismo mexicano.

Sin embargo, el Jr. no pudo acercarse a las hazañas de su papá, principalmente, por estar involucrado en temas de adiciones.

Uno de sus mayores fracasos llegó cuando se enfrentó a Saúl Álvarez, puesto que fue un combate soñado por los aficionados.

Julio no pudo responder a los embates del tapatío y quedó exhibido ante el mejor libra por libra de la actualidad.

Su padre vio caer a su hijo, desde la grada, y lamentó que su caminó en el deporte no haya tenido un mejor desenlace.

Ahora, Chávez Jr. está afrontando uno de los desafíos más complejos de su carrera, pues está combatiendo las adicciones.

Desde hace un mes, el pugilista fue internado en una clínica de rehabilitación, en donde trata de reencontrarse con su mejor versión.

Su padre y familiares tomaron la decisión de llevarlo a ese lugar, pues desean que enderece un poco su camino, antes de que el desenlace sea fatal.

Talento desperdiciado

En repetidas ocasiones, la leyenda de los encordados confesó que sus hijos tenían mucho talento para destacar en el boxeo profesional.

Sin embargo, se dejaron guiar por los malos pasos, como los que él tuvo en algún tramo de su vida.