En los últimos tiempos, Héctor Herrera es considerado como uno de los futbolistas más dotados técnicamente que ha tenido la Selección Mexicana.
Sin embargo, en los más recientes meses, el mediocampista azteca no ha encontrado la regularidad deseada con el Atlético de Madrid, pese a que le ha demostrado a Diego Simeone que está a la altura de las circunstancias.
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Durante los últimos encuentros del conjunto colchonero, Herrera ha destacado en el centro del campo, comandando la ofensiva y defensiva de su equipo.
Esto le valió para que “El Cholo” lo tenga como titular, por lo que espera mantener ese nivel que lo catapultó al Viejo Continente.
El camino de “HH” en el fútbol tiene una historia similar a la de muchos jugadores, pues las carencias eran parte de su día a día.
Con 15 años, Herrera se marchó de casa, para arrancar su camino en el balompié profesional. El centrocampista viajó a la Ciudad de México, en donde fue parte de Venados de La Magdalena Contreras, para después mudarse a Cuautla, en donde jugó en la Tercera División.
Pero en ese periodo hubo días grises en su día a día, ya que en varias ocasiones tuvo que irse a dormir con el estómago vacío, lo que representó un golpe anímico importante.
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Sin embargo, Héctor se enfocó en trascender y su paso por esa categoría fue destacado, por lo que llamó la atención del Tampico Madero, institución que lo catapultaría al Pachuca, un club de Primera División.
“Tuve que pasar un periodo de aprendizaje, lo llamo así. Hoy me río de todo lo que pasé, pero en su momento eran cosas complicadas, aunque yo nunca le vi el sufrimiento o la dificultad que estaba pasando ante mí. Siempre lo enfrenté como un reto o como que tenía que sufrir un poco para poder merecer más adelante. Este aprendizaje me hace mucho más fácil pasar situaciones, como la que pasé cuando llegué de no jugar y tener pocos minutos.
“En su momento, por ejemplo, comía una vez por día y hoy, gracias a Dios, puedo alimentarme y ofrecerle lo mejor a mi familia. Entonces no veía el por qué enojarme por una situación en la que, aunque obviamente quería jugar, sé que tenía que ser paciente, que en algún momento llegaría la oportunidad de destacar”.
— Héctor Herrera, mediocampista mexicano
Las pocas oportunidades en los Tuzos lo orillaron a replantearse su camino, ya que, antes de ser figura en Primera División, su esposa quedó embarazada y en Tampico no le pagaban su sueldo.
Por la cabeza de Herrera pasó dejar el fútbol, al grado de que pensaba irse a Estados Unidos, a trabajar con su papá, quien construía casas.
Pero al final, Pachuca lo regresó al equipo y comenzó su camino en el Máximo Circuito.
“En algún momento el Pachuca me prestó a Segunda división, fui a jugar seis meses a Tampico Madero, pero no nos pagaban, no teníamos nada y yo ya vivía con la que hoy es mi esposa. Ella quedó embarazada y ahí en esa situación pensaba en dejar el fútbol y ponerme a trabajar porque tenía obligaciones.
“Entonces sí lo analizé un poco y como mi padre trabajaba en Estados Unidos, pensé en irme con él y en que todo iría bien. Pero al regresar a Pachuca, para saber qué iba a pasar, fue cuando ya me quedé a entrenar con el filial y prácticamente con el equipo”.
— Héctor Herrera, mediocampista mexicano